El 12 de octubre en la Filmoteca de Sofía tuvo lugar el estreno del documental “Inmigrantes”. Andrey Altáparmakov, director y productor de la cinta, tuvo la amabilidad de relatar cómo nació la idea de rodar el filme en una entrevista hecha por nuestra colega Daniela:
“Yo conocía desde antes a dos de los principales protagonistas del documental, Mitko y Yovka. No me voy ha olvidar cuando, hace 8 años, ellos estaban saliendo para España.
Fui a despedirlos. Yovka estaba embarazada en el séptimo mes. El autobús en que se iban estaba lleno, principalmente de gente joven, búlgaros de 18 a 23-24 años de edad. Todos llevaban mucho equipaje. Esto indicaba que no partían de excursión sino que se iban de Bulgaria con otro objetivo. Este era el período más difícil para nuestro país, cuando gran parte de nuestros compatriotas emigraron a España, a los EE.UU., hasta a Australia.”
Para el joven matrimonio siguen largos, duros meses de penurias en el ajeno país. Pero un par de años más tarde Mitko y Yovka ya se habían establecido en Valencia y llevaban una vida normal. Fue entonces cuando Andrey Altáparmakov concibe la idea de hacer un buen documental basado en su historia.
Una vez en Valencia, conoce a otros búlgaros cuya suerte es igualmente interesante. Altáparmakov decide ampliar el guión para contar también sus vidas, su choque con la nueva realidad. Y a estas alturas aparecen los protagonistas españoles. Así la historia de una pareja de inmigrantes se convierte en la historia de varios búlgaros y españoles.
“Porque resulta que todos los protagonistas búlgaros tienen junto a sí, a su lado, una familia española o algún español que, desde un punto de vista puramente humano, les ofreció su sincera ayuda para que se adaptaran a las condiciones en España – dice Altáparmakov, y continúa: - Por nuestra parte, ha sido un intento de ver si los búlgaros que se fueron a buscar una vida nueva, mejor, han logrado un equilibrio espiritual. Porque esto no es fácil. Como dice una de nuestras protagonistas: “Puedo compartir todo con mis amigas, menos mis recuerdos.”
Altáparmakov estima que la gran nostalgia que sienten por la tierra patria los búlgaros de su documental, es una herida que nunca va a cicatrizar.
Los hijos de los inmigrantes, la segunda generación, la que nació y creció en España, suscitan la curiosidad del director. Su cámara grabó la primera visita a Bulgaria de los dos hijos de Mitko y Yovka. Los pequeños no sabían búlgaro, pero al mes de su llegada ya se defendían bastante en su idioma materno.
“Esta generación es muy interesante – expresa Altáparmakov. – No sé cómo se formarán, si llevarán a Bulgaria como su patria en su fuero interno, o si serán asimilados por completo, hasta el punto de sentirse españoles. El futuro lo mostrará.”
¿Hubo algo que le llamara la atención durante el rodaje? Según Ud., ¿se sienten desarraigados estos compatriotas nuestros?
“Todos ellos se sienten vinculados con Bulgaria. Hablaban con emoción de nuestro país. Tratan de volver a menudo, vienen durante las vacaciones. Tal vez el sentimiento que tienen por Bulgaria los ha unido. Ellos viven en concordia, están en contacto, se hacen visitas, celebran juntos la Navidad, el Año Nuevo, durante el verano organizan comidas campestres al aire libre.”
Altáparmakov añade que la bondad y la compasión de los españoles le produjeron un fuerte impacto.
“Ellos ya han pasado por eso – alega. – Cuando termina la Guerra Civil y después de la Segunda Guerra Mundial España atraviesa por una situación económica penosa y muchos españoles emigran a Francia, a Italia, a Alemania. Se van a trabajar afuera por dos, tres, o cinco años, pero al acumular un poco de capital vuelven a su país para empezar su propio negocio. Parece que los españoles de mi documental ven personificada en nuestros jóvenes compatriotas a su propia vida como emigrantes, y por eso los quieren ayudar.”
Al director le impresiona la disposición de los españoles de hacer el bien sin pensar en obtener una recompensa; que el destino se encargará de ello.
“La ayuda que brindan a nuestros coterráneos es totalmente desinteresada – afirma. – Se puede decir que para que se sientan nuestros protagonistas personas capacitadas que tienen su trabajo, para que se sientan ciudadanos y seres humanos, ello se debe principalmente a la sensibilidad humana de estos españoles que les han tendido la mano.”
Sí, entre la suerte de unos y otros hay similitud. De todas formas, cuando habla de los españoles Ud. utiliza el término “emigrante” y a los búlgaros los llama “inmigrantes”.
“Efectivamente. Es que los españoles sabían que la crisis no iba a durar. Yéndose, ellos sabían con certeza que iban a volver. Mientras que los búlgaros afirman que posiblemente pensarían en el regreso apenas cuando lleguen a una edad muy avanzada.”
“En Bulgaria nada ha cambiado. La burocracia sigue siendo la misma – le decían a Altáparmakov nuestros compatriotas. – En todas partes nos piden soborno para que nos expidan algún documento. La administración no funciona de la debida manera.”
¿Por qué eligió de 12 de octubre para el estreno del documental?
“La elección de la fecha no fue casual. La Filmoteca Nacional de Bulgaria ha puesto en marcha un proyecto muy interesante – conmemorar la fiesta patria de cada miembro de la Unión Europea con una película del respectivo país. Por eso le propuse al director de la Filmoteca que hiciéramos el estreno del documental, ligado temáticamente con España, antes de que se exhibiera la cinta española. El dio su consentimiento.”
Antes de la sesión, presentando el documental ante el público, Andrey Altáparmakov dijo:
“500 años atrás Colón y su tripulación salen en busca de un nuevo camino hacia las Indias, pero descubren al Nuevo Mundo. Ojalá que los búlgaros que se van de Bulgaria encuentren también un mundo nuevo y se adapten y vivan ahí, y logren su realización. Pero que regresen algún día a Bulgaria.”
El gran impacto emocional de este documental se debe, además, a su banda sonora. Al principio el director y su equipo optan por un fondo musical compuesto por melodías españolas. Pero durante el proceso de montaje de la película, como tema musical principal se impone la canción “Lindo bosque mío”, una de las canciones búlgaras más emblemáticas y más queridas por todos los búlgaros. Su versión instrumental suena en la cinta “Inmigrantes” interpretada a la guitarra.
Por Daniela Radíchkova
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