En reunión celebrada con carácter de urgencia en el primer día hábil de 2015, la viceprimera ministra que controla los departamentos de Interior y Defensa, Meglena Kuneva, debatió con los titulares de Interior, Defensa, Justicia, Desarrollo Regional y Agricultura problemas acuciantes asociados a los refugiados. Son problemas tan graves y tan complicados que las resoluciones impostergables fueron aplazadas y encomendadas a dos grupos de trabajo que deberán aclarar esta problemática a fondo.
El que el Gobierno enfocara con carácter de urgencia el problema de los refugiados nada más comenzar el año nuevo es indicio de alarma, y muy fundada, ya que, sorpresivamente, en las fechas festivas de fin de año, el ministro del Interior declaró que su departamento no puede dar frente con fuerzas propias al flujo de refugiados, que la práctica de destinar policías del interior del país a las zonas fronterizas en ayuda de la Policía de Fronteras reduce la capacidad de la Policía Nacional de reprimir la delincuencia en el territorio nacional, y que para dar una respuesta adecuada a la presión inmigratoria se ha de contar también con la participación del Ejército.
No obstante, por ley, el Ejército custodia las fronteras del país solo en tiempos de guerra, hizo recordar, con toda razón, el ministro de Defensa. La nación fue testigo de divergencias sobre este tema, de falta de coordinación y de traspaso de responsabilidades entre los dos ministerios.
El actual es el momento menos apropiado para semejantes discrepancias ya que se espera que con la aproximación de la primavera se intensifique el flujo de refugiados hacia Bulgaria no solo desde el este, sino también desde el oeste, puesto que varios países europeos se disponen a devolver a este país balcánico comunitario a unos 7 mil refugiados que entraron en su respectivo territorio procedentes de Bulgaria. En virtud del Reglamento de Dublín, siendo el primer país comunitario en que estos refugiados se registraron al entrar en la UE, Bulgaria deberá readmitirlos.
Hay algo absurdo en la práctica de que un país sea criticado por otros países, por no ser lo suficientemente hospitalario para con los refugiados y que, a la vez, los países que hacen estas críticas se nieguen a aceptar a refugiados en su territorio.
¿Acaso los refugiados deberían ser bienvenidos únicamente en los países que son frontera exterior de la UE, como Bulgaria?
En la reunión ministerial convocada con carácter de urgencia fue resuelto no ceder ante la insistencia de las organizaciones defensores de los derechos humanos de parar el tendido de vallas protectoras a lo largo de una parte de la frontera búlgaro-turca. Sin embargo, no quedó claro quién y a qué precio continuará la construcción de estas vallas.
Los ministros resolvieron que en el plazo de dos semanas sea presentado un plan de acción para dar frente a la esperada intensificación del flujo inmigratorio hacia Bulgaria. En este plazo se deberá decidir dónde construir los nuevos centros de acogida de refugiados. En esta materia podría ayudar el Ministerio de Defensa al ceder a tal efecto terrenos y edificios de los que no necesita. La pregunta es quién realizará y pagará su rehabilitación.
Se procurará conferir mayor dinamismo a los contactos con la CE sobre el tema de los refugiados de cara a una distribución equitativa de las responsabilidades en el seno de la UE, para evitar que el fardo de la acogida de refugiados recaiga únicamente en los países de Europa del Sur. Se trata de un problema común de toda Europa, que reclama una solución conjunta, declaró al término de la reunión la vice primera ministra Kuneva.
Es lo que reclamaban también altos representantes del gobierno anterior pero la verdad es que estas reclamaciones siguen sin respuesta de parte de Bruselas hasta hoy. Bulgaria llama asimismo a firmar con Grecia y Turquía un convenio trilateral en materia de transporte, que contenga medidas conjuntas de los tres países. El proyecto de semejante convenio fue preparado por el gobierno anterior pero también esta incitación búlgara ha quedado sin respuesta. Parece ser que el principio es que “cada cual se las arregle como pueda”, al menos de momento.
Versión en español por Raina Petkova
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