“He descubierto Smolíchano gracias a la iglesia de Santa Anna”, recuerda Elena Nácheva. Con un amigo, iconógrafo, ella tenía encomendado restaurar el templo y fue así como se encontró en ese maravilloso lugar.

“Me gusta, porque por aquí no pasa ninguna carretera a otra localidad −dice Elena− . Si va a ser vivir en un pueblo, que sea uno de verdad, donde se escuchan los pájaros y se puede comunicar con la naturaleza. Este pueblo es como si me abrazara cuando vine por primera vez. “No busquemos más, dije, ¡éste es el lugar!”.

Elena es natural de la ciudad de Kyustendil, al sudoeste de Bulgaria. Después de pasar años en Italia, Suiza y EE.UU., decidió regresar y hacer realidad un viejo sueño: trabajar para los niños, prepararlos para la vida del futuro. Por esto organizó en la pintoresca aldea de Smolíchano una colonia infantil con el elocuente nombre de Vive con Amor.

La aldea se enmarca en el municipio de Nevéstino, no lejos de la frontera de Bulgaria con Macedonia del Norte. Hace años tenía unos 900 habitantes y niños como para dos escuelas. Hoy en día han quedado en ella apenas ocho personas, y el viejo edificio de la escuela alberga ahora también la alcaldía. Como desafiando las circunstancias, en Smolíchano recientemente fue constituida una nueva casa de cultura con el nombre de Probúzhdane (Despertar) 2020. Una vez más la idea fue de Elena Nácheva.

“Todos hemos de despertar. 2020 es el año de los cambios, por fin llega el tiempo de la espiritualidad. Ya no será lo material lo que nos guíe. Tenemos que enseñarles a los niños a leer libros escritos en papel. He observado que son tan dependientes de la tecnología que no se saben ni siquiera la dirección de su casa. Los padres los llevan y los traen siempre a todas partes en coche. La justificación es que los tiempos en que vivimos son más difíciles. De hecho, somos nosotros quienes hacemos que sea así: cargado de tensión y sin actividades saludables para los niños".

Decenas de niños acuden al campamento de verano Vive con Amor, alojado en unas viejas casas de adobe en Smolíchano, pero acondicionadas de tal manera que el visitante pueda disfrutar de su ambiente acogedor y artístico.

“Para trabajar con los niños selecciono solo a pedagogos entregados a su profesión" −explica Elena Nácheva en una entrevista para el programa Jristo Botev de Radio Nacional de Bulgaria− .

Me dicen los padres que cuando sus hijos regresan a casa están cambiados, más crecidos y acostumbrados ya a recoger sus cuartos y hacer sus camas. Porque el buen ejemplo es contagioso. Primero, imponemos una disciplina estricta y firmamos con los niños una declaración para aquello que los espera en la colonia. Al principio se les ve medio en shock por tener que desprenderse de sus teléfonos. El cambio es increíble, se nota hasta en el movimiento de sus cuerpos cuando no hay teléfonos. Primero los llevamos a darse un baño en el salto de agua, para limpiar las energías de la ciudad y de todo lo que llevan encima. Pretendemos dejar los dramas, el ego, la ñoñería “en el perchero”. Incluso tengo pensado hacer un perchero especial y una lista con todas las cosas que se deben dejar ahí. La naturaleza tiene una influencia muy beneficiosa en todos. Soy una persona optimista y veo que cada vez más jóvenes buscan alternativas y regresan al campo. La intuición les indica que sobrevivirá la gente que produce su propia comida; y esto no ocurre solamente aquí, se toma conciencia de ello a nivel global. Es lo que tratamos de explicar cada día a los niños también”.

Versión en español de María Páchkova