Nos encontramos en los confines de Bulgaria, muy cerquita de la ciudad de Silistra, donde el Danubio se aleja del territorio búlgaro y continúa su rumbo hacia Rumanía para desembocar después en el Mar Negro. Aquí, a 17 kilómetros de la ciudad más norteña de Bulgaria, la pureza del aire es inigualable, y nuestra mirada se despliega sobre la superficie cristalina de un lago repleto de islas flotantes de juncos, que albergan una impresionante variedad de aves. Estamos en el lago “Srébarna” (en español, “de plata”) - uno de los humedales más importantes de Europa, designada por la UNESCO como reserva de la biosfera.
Aquí la gente puede observar las aves pero sólo de lejos, mientras estas pasean por el sendero ecológico. Para observarlas tranquilamente han sido colocados pabellones de descanso y miradores. "Aquí las aves viven en un entorno salvaje y no están acostumbradas al contacto con humanos", dice Yana Raynova, guía turística del Museo de Ciencias Naturales de "Srébarna", situado dentro del complejo. Yana nos cuenta más curiosidades acerca de las aves que habitan este entorno:
“Aquí habitan unas 220 especies de aves, de las cuales 90 son las que anidan. Quizás la especie más valiosa son las garzas, ya que en toda Europa hay 7 variedades de garzas, y sólo aquí, en “Srébarna”, tenemos 6. Tenemos cormoranes, cisnes, estorninos…
Realmente, hay una enorme cantidad de aves en esta reserva. La reserva natural se extiende a lo largo de 8.500 hectáreas y es imposible dar con todas las especies que la habitan. Además, en este perímetro el contacto humano está muy restringido".
Las aves pueden ser observadas desde el Museo de Ciencias Naturales "Srébarna" - a los visitantes se les proporcionan unos prismáticos especiales con este fin. En algunos puntos del lago hay instaladas cámaras y de esta manera se puede presenciar en tiempo real la vida y los hábitos de la comunidad avícola local.
A través de los prismáticos, podemos ver la plataforma de madera donde han dispuesto sus nidos parte de las aves. Este es el orgullo local: la colonia de pelícanos ceñudos, que son una especie rara en peligro de extinción a nivel mundial.
“El rey de esta reserva natural es el pelícano ceñudo”, nos cuenta Yana Raynova. “Normalmente este llega a finales de diciembre o finales de enero, y se va a finales del mes de julio - principios de agosto. Los pelícanos son unas aves bastante resistentes al frío: aguantan hasta -15ºC. Actualmente aquí, en Srebarna, anidan unas 30 parejas de pelícanos ceñudos. Son, además, extremadamente inteligentes y cuidadosos con sus polluelos. Estas aves son monógamas y jamás dejan solos a sus pequeños. Todos los pequeños pelicanitos, sin excepción, una vez cumplen los 2 meses, son reunidos en grupos que asemejan las guarderías de las personas. Entonces, entre 5 y 6 pelícanos hembra comienzan a enseñarles a nadar, a volar y a alimentarse, hasta que adquieren su propia experiencia vital y desarrollan sus instintos. Porque los pelícanos, al igual que los seres humanos, no nacen con el instinto de supervivencia desarrollado, sino que depende de ellos adquirirlo.”
Enlaces de interés:
Sobre el lago “Srébarna” se pueden ver también sobrevolar a pelícanos rosas - sólo que ellos, a diferencia de sus hermanos, los pelícanos ceñudos, no forman sus nidos aquí sino en el delta del Danubio y los países vecinos - Grecia y Turquía. Es por esto que, cuando hace tiempo nació un pelicanito rosa en la reserva, por primera vez en 7 décadas, fue toda una sorpresa y una esperanza para Yana y para sus compañeros: “El plumón del bebé pelícano no era blanco”, nos cuenta Yana, “como lo es en el resto de polluelos. Sino tenía un color negro-carbón. Aun así, la colonia lo aceptó como uno más y cuidó de él”.
La otra atracción de “Srebarna” son sus bellas islas de juncos:
“Nosotros las llamamos ‘islas flotantes’ porque las raíces no están sujetas al fondo sino que flotan en el agua y, cuando su nivel sube, éstas también se elevan, el viento las empuja, y las vemos moviéndose por la superficie como si fueran barcos. Las aves anidan en estas islas, puesto que el agua no las llega a cubrir nunca. Esto es importantísimo para las aves a la hora de poner sus huevos.” Así lo relata Yana Raynova, y nos deja deseosos de visitar este paraíso natural llamado “Srébarna”.
Versión en español: Alena Markova
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