Es preocupante el hecho de que un 50% de la población de Bulgaria está amenazada de pobreza. La estadística es categórica. Respecto a sus ingresos los búlgaros son colistas en comparación con el resto de los europeos. La velocidad a la cual nos acercamos a Europa no augura una rápida aproximación al promedio del estándar de vida en la UE. Desde luego, este cuadro generalizado no revela por completo la verdad sobre la riqueza o la pobreza de la población búlgara.
Es un hecho que en Bulgaria un 15% de la población vive de modo bastante lujoso. Se trata de personas que acumularon su riqueza de la privatización, adquiriendo a precios muy bajos, no sin apoyo político, empresas que funcionan excelentemente. Gran parte de estos búlgaros hoy son gerentes de imperios financieros y de producción. Entre los ricos hay una parte que logró recuperar los inmuebles de sus abuelos nacionalizados durante el socialismo. Hay una capa de la sociedad que obtiene ingresos adicionales de bienes raíces que alquila. El cuarto grupo está formado por jóvenes que se enriquecen gracias a su buena retribución. En términos generales, estos grupos poseen más del 80% de la riqueza material de los búlgaros.
A finales del tercer trimestre de 2013, el valor de ésta se estimaba en más de 75 mil millones de euros. Solo los ahorros de los hogares en los bancos hasta finales del mes de septiembre ascienden a más de 18 mil millones de euros. Un 80% de estos ahorros rondan los 500 euros, según la estadística. El resto son cuantiosas sumas de determinados depositantes. La mayor riqueza de los búlgaros, en comparación con el resto de los europeos, es la posesión de vivienda propia. Casi el 90% de la población posee una casa propia. La tradición de poseer una casa no ha sido interrumpida. Aumenta el número de las personas que asignan dinero o toman créditos para obtener una casa nueva por muy pequeña que sea. Tal vez para los más jóvenes, que nacieron y viven en las condiciones de la aldea global que creó Internet, esta rancia tradición búlgara ya no reviste tanta importancia.
Hablando de ingresos por concepto de retribución del trabajo, las cifras no sorprenden a nadie. Unos 600 mil búlgaros cobran poco más del salario mínimo interprofesional, de unos 120 euros. Un 20% no cobran con regularidad; no pocas personas cobran oficialmente un salario mínimo pero el empleador les paga más debajo de la mesa lo cual forma parte de los ingresos de la economía sumergida.
Por ejemplo, una persona determinada cuenta con ayudas sociales. En estos casos de pobreza intervienen categorías como falta de educación, hábitos laborales y falta de deseo de trabajar, y deseo de vivir de las ayudas sociales como suelen hacerlo determinados grupos de la población. Se debería priorizar la lucha contra la pobreza de las personas que todavía están trabajando, los trabajadores pobres que tras pagar sus facturas se quedan con centavos en el bolsillo hasta el próximo mes. En Bulgaria son pocas las personas que perciben ingresos dignos por su trabajo. Son los que trabajan en el sector IT, en la industria pesada, en algunas instituciones financieras y en el ámbito de los seguros.
Si volvemos la espalada a lo material, forma parte de la riqueza del búlgaro la paleta de cualidades que esbozan su colorido: el irrepetible sentido del humor, el amor por el trabajo, la bondad, que cobra expresión en las campañas de donación, y tantas más. Las personas de ingresos más bajos son los donantes más generosos y regulares.
Versión en español por Hristina Taseva
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