El 2014, año de elecciones al Parlamento Europeo, (25 de mayo), es jubilar para la ampliación de la UE en el sudeste de Europa. Con la primera oleada de 2004, hace 10 años se adhirieron a la UE 10 países del ex bloque soviético, y con la segunda de 2007, hace 7 años, otros dos: Bulgaria y Rumanía. En vísperas del inicio oficial de la campaña electoral, 25 de abril en Bulgaria, Sofía acoge una serie de interesantes acontecimientos sobre el tema. Entre ellos están dos conferencias públicas de expertos franceses dedicadas a las formas democráticas de la participación ciudadana y el Estado postmoderno. Se dictará, además, una conferencia internacional con participación búlgara y extranjera sobre el tema “Europa y sus nuevos ciudadanos, de movilizaciones a elecciones”.
Esto no es casual, ya que Sofía es la ciudad de aportación más relevante a la activa participación de los ciudadanos en Bulgaria mediante diferentes iniciativas. Entre éstas está la importante causa común cívica de la candidatura de Sofía a la Capitalidad Europea de la Cultura en 2019, ha manifestado la alcaldesa de la capital, Yordanka Fandakova. Ella espera del foro en la capital claros mensajes sobre la movilización y el fomento de la confianza en las instituciones europeas y la solidaridad de los llamados ciudadanos nuevos, como son los habitantes de los 12 países de las dos oleadas de la ampliación de la UE.
“Los ciudadanos búlgaros confían en la UE y en las instituciones europeas, porque en los últimos años han sentido la solidaridad europea. No solo como dinero europeo que utilizamos mediante los fondos estructurales y el de cohesiones, sino por el hecho de que la adhesión de Bulgaria a la UE significa para nosotros libertad, democracia y pluralismo, unos principios muy anhelados y sufridos por todos los búlgaros. Por esto, sobre todo en los últimos meses, me preocupa la tendencia de denigrar las instituciones para que los ciudadanos se repelen de la política y pierdan toda su confianza en ellas. Son procesos peligrosos para la democracia. Creo que con los esfuerzos de todas las instituciones democráticas y las estructuras cívicas, y sobre todo con el apoyo de la comunidad académica, podemos conservar esta fe para que un mayor número de personas puedan identificarse con el desarrollo de su país y de la UE en su totalidad”.
Los ciudadanos de Europa son el gran tema y la gran interrogante de la ampliación europea. En la arquitectura inicial de la Unión había sido plasmada una más amplia representación de los Estados en vez de los ciudadanos, comenta en una entrevista a Radio Bulgaria la consejera del jefe de Estado, Rumiana Kolarova. En sus palabras, el PE se elige directamente por los ciudadanos. Sin embargo, se parece más a la institución de un jefe de Estado en un país europeo que a un parlamento nacional. Esta institución tiene una autoridad muy fuerte pero sus facultades son reducidas. Sin embargo, va aumentado el papel de los ciudadanos en la toma de decisiones, tanto en el PE como en el resto de las instituciones europeas, cree Kolarova.
En sus palabras, los ciudadanos nuevos, los habitantes de los nuevos países miembros, no son lo suficientemente activos. Un ejemplo de ello es la muy baja participación en elecciones anteriores al PE en Eslovaquia y Eslovenia, apenas del 17-19%, señala ella. La actitud hacia estos nuevos ciudadanos es un problema y un reto no solo de los nuevos países, sino de los antiguos. Se mide sobre su base el espíritu democrático en los ánimos de los antiguos países miembros de la UE, la lealtad de los partidos hacia los principales valores democráticos y la de los gobiernos hacia los principios de solidaridad e igualdad, explica Kolarova.
“Uno debe conservar su lealtad hacia los valores democráticos incluso al ver a un grupo de personas, para él desconocido por su apariencia y estereotipo cultural. Este grupo puede violar las leyes, comportarse de un modo insólito o tener un modo de vida poco común. Esto se refiere no solo a la unidad en la diversidad, sino a la tolerancia, al derecho de igualdad, al derecho de garantizarse la libertad sin reducir la del otro”.
La iniciativa ciudadana europea de reclamar enmiendas legislativas si se recolectan 1 millón de firmas de ciudadanos de un mínimo de 7 países todavía se encuentra en una fase inicial, opina Rumiana Kolarova.
“Es bueno buscar un paralelismo entre ella y las formas de democracia directa que se crean y regulan en Bulgaria. Es muy bueno, por ejemplo, que en la Ley de referendos en Bulgaria fuera implementado un componente que responda al espíritu de la iniciativa cívica europea. Sin embargo, todavía estamos lejos del momento en que podamos recapacitar una iniciativa legislativa promovida por un tipo de asociaciones cívicas en la UE. En las democracias nacionales este vínculo es más directo. Los legisladores en reiteradas ocasiones han promovido proyectos de leyes precisamente como resultado de la energía cívica, no obstante si se trata de presión o iniciativas”.
El debate sobre los ciudadanos nuevos continúa.
Versión en español por Hristina Taseva
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