Al suroeste de Bulgaria, en el valle de Razlog, se encuentra la aldea de Báchevo. Hay muchas leyendas sobre cómo surgió, que los lugareños evocan en días de fiesta para contarlas a los jóvenes. Algunas, como también canciones folclóricas, refranes, proverbios, costumbres y todo lo relacionado con la historia y el modo de vida de los vecinos de Báchevo, están recopiladas en un libro inédito de María Paskalska, secretaria desde muchos años del centro local de cultura. El manuscrito incluye también recetas de platos tradicionales de la región.
Báchevo está situada en el regazo de la montaña Rila. Desde la aldea se abre una espléndida vista hacia los macizos Pirin y Ródope, como también hacia el mismo monte de Rila. Hasta hoy en día, la zona más próxima a Báchevo se conoce por el nombre de Perivol, un antiguo vocablo persa que significa “bella vista”. Según una de las leyendas, el nombre de Báchevo se deriva de la historia de unos hermanos que se establecieron a vivir en distintas partes del valle de Razlog, radicándose el mayor de ellos en la actual Báchevo. Cuando preguntaban a sus hermanos que iban a visitarle adónde iban, ellos respondían: “Al pueblo de bacho” (en búlgaro bacho es el hermano mayor. De este vocablo está derivado el nombre del pueblo, Báchevo). Otra leyenda vincula el nombre de la aldea con la cría de grandes rebaños de ovejas, que abundaban antaño en aquellos lares, y el procesado de la leche. El recinto donde se ordeñaban las ovejas y se hacían los productos lácteos se llamaba bachía.
La alcaldesa, Sonya Kulíncheva, cuenta sobre el modo de vida actual de los vecinos de esta animada aldea búlgara.
“Tenemos unos 1700 habitantes que, afortunadamente, no han abandonado la aldea y por esto tenemos mucha gente joven. Tenemos aquí una escuela y un círculo infantil. Los lugareños trabajan por lo general en Razlog y en la estación de esquí de Bansko, que distan cuatro y diez kilómetros, respectivamente, pero prefieren residir aquí. Las carreteras están pavimentadas y son buenas, de modo que el desplazamiento no es ningún problema”.
Además de por sus paisajes hermosos, Báchevo es conocida por su fuente de agua mineral curativa, cuya temperatura es de unos 26 grados. Según la gente local, esta fuente es una de las tres más curativas en Bulgaria. Un detalle curioso: en Báchevo el caballo goza de especial estima. “Disponemos no sólo de bella naturaleza sino también de centros hípicos que ofrecen oportunidades de montar caballo”, señala la alcaldesa Sonya Kulíncheva y añade:
“No es casual que el caballo aparezca en el escudo de Báchevo. Nuestros huéspedes pueden practicar la montura de corceles en los tres centros hípicos del pueblo, dos de los cuales fueron fundados con financiación europea. Además, han sido construidas instalaciones para dar alojamiento a los turistas y se organizan paseos a caballo o en faetones en medio de la naturaleza, de modo que hay magníficas oportunidades para que el turista disfrute de su estancia”.
Así y todo, Báchevo no ha quedado a salvo de la ola migratoria hacia otros países. Una parte de los lugareños más jóvenes han encontrado sustento en Inglaterra, Francia y España; “aunque en verano no olvidan volver y disfrutar de nuevo de nuestra bella naturaleza”, dice Sonya Kulíncheva. El atractivo de la aldea de Báchevo ha sido valorado por varias familias rusas y británicas, que compraron casas y se establecieron en este lugar paradisíaco de Bulgaria.
Pocas personas saben que uno de los atractivos naturales de Báchevo es la Roca de San Jorge, un peñasco partido en dos donde quien así lo desee puede comprobar si es libre de pecados.
“Cuenta una leyenda que San Jorge vivió aquí, entre los pueblerinos – prosigue Sonya Kulíncheva –. Cuando los turcos vinieron por estas tierras decidieron que la única manera de esclavizar a la población e imponerle la religión musulmana era asesinando a San Jorge. Una tropa se lanzó en pos de él pero San Jorge huyó con su corcel y llegó hasta la roca. Abajo, a sus pies, estaba el abismo, detrás venía la horda turca. Entonces, Dios le dio alas al caballo de San Jorge y éste saltó al precipicio. Al pisar la tierra al pie de la roca, bajo sus cascos brotó un manantial de agua mineral, mientras la peña se partía en dos. También hoy, quien sube a la cima procura pasar por la brecha. Dicen que la roca impide el paso a los pecadores apretándolos y deja pasar a los justos sin problema”.
Así corre la vida en Báchevo, entre el pasado y el presente.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Archivo de Bachevo
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