De principio, el subsuelo de Bulgaria no es muy rico en yacimientos: un poco de hulla, un poco de cobre y cinc, manganeso, minerales de metales ferrosos, unas cuantas minas de plomo y uranio que, incluso, ya no funcionan. Hay por cierto algunos yacimientos auríferos para extraer el metal noble que con frecuencia se da en el mineral de cobre y para el cual ya han sido concedidas algunas concesiones a compañías extranjeras. Todo esto, sin embargo, no hace que el país sea de talla internacional en la producción de metales valiosos desde el punto de vista económico. Y de pronto cundió la noticia de que en Bulgaria han sido descubiertos diamantes… No de los que se dice que son el mejor amigo de la mujer, sino unos granitos minúsculos que, por colmo, ni siquiera brillan, porque son de color negro. Descubrió estos diamantes en el macizo Rodope un año atrás el catedrático Rangel Gyurov de la Nueva Universidad Búlgara, pero lo ha comunicado apenas estos días. De principio, suele haber diamantes en las llamadas rocas kimberlíticas, que no se dan en Bulgaria. No obstante, el científico descubrió las preciadas partículas de diamante en un lugar inusual: en unas rocas eclogitas en la montaña Rodope.

¿Es de esperar que en esas formaciones rocosas sean descubiertos también  diamantes auténticos? De momento no hay respuesta unívoca a esta interrogante, a pesar de que existen leyendas y se dice que en el pasado en ellas solían ser descubiertas piedras preciosas de mayor tamaño. En este punto hay que destacar la explicación dada por el profesor universitario de que, en realidad, las realmente valiosas no son las piezas sueltas de gran tamaño y muchos quilates, utilizadas en la joyería, sino la arena de diamante, que constituye el 90% de todos los diamantes extraídos en el mundo. Esta arena tiene amplio uso en la industria. Además de para cuchillas en la metalmecánica y en los sondeos, la arena de diamante se utiliza en diferentes tecnologías espaciales y militares, explica el científico. La propia roca en que suelen ser descubiertos estos diamantes, la eclogita, es excepcionalmente dura y puede ser utilizada en diferentes técnicas abrasivas,  agrega el estudioso.

Es muy pronto aún para valorar si tiene sentido hacer inversiones en la búsqueda y la explotación de yacimientos de diamantes en Bulgaria. De momento parecen mucho más reales y prometedoras las perspectivas de los buscadores de oro. Sin embargo, si los investigadores llegan a confirmar la existencia de yacimientos de diamantes en el subsuelo búlgaro que merecen la pena, los empresarios no se perderán la oportunidad de invertir lo necesario para provocar una auténtica fiebre del diamante.