Bulgaria está considerando la posibilidad de incriminar la participación de ciudadanos búlgaros en el grupo terrorista Estado Islámico siguiendo el ejemplo de algunos países en los Balcanes. Esto podría hacerse con una ley especial aprobada por la Asamblea Nacional después de las elecciones parlamentarias anticipadas del 5 de octubre de 2014. Así lo manifestó el ministro interino de Exteriores, Daniel Mitov, durante una mesa redonda en Sofía sobre el tema “Perspectivas ante la política exterior de Bulgaria: riesgos y retos”. El grupo terrorista actúa en el territorio de Siria e Irak causando una enorme oleada de refugiados. Una parte de ella llega a Bulgaria. En palabras del ministro, el grupo terrorista representa una gran amenaza para la seguridad nacional del país y de los aliados de la UE y de la OTAN.

Políticamente, Bulgaria es parte de los esfuerzos de la comunidad transatlántica por dar frente al peligro que genera el Estado Islámico. Las prioridades de la lucha contra el Estado Islámico son neutralizar la actividad militar del grupo e interrumpir su financiación, lograr que sea deslegitimado como modelo político aceptable, identificar a los combatientes del grupo con pasaportes de países de la UE, EEUU, Canadá y otros países miembros de la OTAN y adoptar medidas contra su regreso en caso de que o en cuanto emprendan el camino a sus países de origen, señaló el ministro Mitov. Bulgaria debe sumarse a estos esfuerzos lo más pronto posible y espero que tengamos la oportunidad de promover una iniciativa legislativa que criminalice la participación de ciudadanos búlgaros en el grupo Estado Islámico. En esta situación necesitamos de una fuerte política exterior. La condición más importante es lograr consenso nacional y definir claras prioridades que no dependan del cambio de los gobiernos.

Bulgaria no desmontará el cerco de alambre de púas, de 30 kilómetros de longitud, que fue tendido en los lugares más neurálgicos en la frontera con Turquía, aunque ésta es una medida provisional de cara a una posible nueva oleada de refugiados y tiene la finalidad de mejorar el control ejercido, dijo categórico el ministro.

¿Cuál es el riesgo que genera para Bulgaria el grupo Estado Islámico?

Zornitsa Ilieva, experta en Balcanes y Oriente Próximo, comenta ante Radio Bulgaria.

Estado Islámico es realmente una amenaza no solo para la región del Oriente Próximo, sino para los Balcanes en su totalidad, y en particular para Bulgaria. Es un fenómeno nuevo y diferente en el ámbito del terrorismo y de la islamización de enormes regiones del mundo, y no sólo en medio de la población que profesa la religión musulmana. Los objetivos que se plantean y con que se legitiman ante el mundo los líderes de este grupo están expresados con meridiana claridad: “Deseamos un Estado Islámico, un califato, no solo en el marco del Cercano Oriente sino primero en Europa, y también por todo el mundo”, basado en laureles históricos de tiempos de los moros en España del Sur. Esto no es ya una religión sino un Islam político con su financiación y objetivos estadistas, que se apodera de la mente de cada vez más personas jóvenes. El peligro para Bulgaria como parte de los Balcanes es ya real. Ya han sido publicadas cifras exactas. Serbia tiene de momento a tres personas, Bulgaria a una oficialmente, Kosovo 150, Bosnia-Herzegovina 190, Macedonia 100 personas que combaten de la parte del grupo en territorio de Irak y Siria. Por eso, y bajo la presión de EE UU, Kosovo, Macedonia y Bosnia-Herzegovina, a pesar de encontrarse en una situación política similar a la de Bulgaria, caracterizada por inseguridad del gobierno o crisis política, ya han adoptado nuevas leyes para criminalizar estos actos y la manipulación de personas jóvenes en centros religiosos o de ONG, con los medios de la propaganda o con promesas de una retribución para que marchen a combatir de la parte de Estado Islámico. En Bulgaria no existe aún semejante ley. No se explica con claridad y de modo categórico a la comunidad en qué consiste este peligro y cuáles son los cimientos de este proceso, que no cesará en un año. Los meros datos informativos sobre los bombardeos realizados y el número de víctimas civiles no sirven. Información sí hay, pero lo que falta son análisis, aclaraciones y explicaciones que abran los ojos de los búlgaros. No es correcto tan solo alentar ánimos contra los refugiadlos o llamar a la tolerancia. Hacen falta una plataforma y deducciones claras sobre el peligro y cómo superarlo. Esto es especialmente importante para países como Bulgaria que, en la práctica, es multiétnica.

Hasta ahora Bulgaria ha enviado armas y municiones por valor de 6 millones de dólares al ejército de los curdos en Kurdistán iraquí para combatir contra el grupo Estado Islámico. También otros países de la UE tienen semejantes propósitos en la etapa actual, por ejemplo, Francia, señaló la Sra. Ileva. Sin embargo, los kurdos y Siria no tienen esa posibilidad porque los bombardeos y la ampliación de la influencia de los grupos islamistas en el norte de Siria han forzado a la población local a huir a Turquía. Allí, la cuestión turca es muy sensible y a los kurdos locales no se les permite marchar para combatir en apoyo a sus hermanos de otros países. Resulta un círculo vicioso, aclara la experta.

Y sin embargo, en sus palabras, Bulgaria no se puede permitir una participación directa. Tampoco puede decir como, por ejemplo, Republica Checa, “este problema dista mucho de nuestras prioridades y no vamos a participar”.

Además de con armas, Bulgaria podría ayudar con su experiencia, y con personas en Irak y Siria que han hecho carrera universitaria en Bulgaria, hablan búlgaro, son simpatizantes de Bulgaria y no participan en absoluto en grupos islamistas extremos. Esta gente podría ser nuestro puente de ayuda, además de la concesión del espacio aéreo que no siempre es asumida por la población local como un acto positivo. Todo esto concierne la soberanía y semejantes decisiones se deben tomar con sumo cuidado, por consenso de los contrarios y los partidarios de Oriente y de Occidente, para lograr una política equilibrada”, opina Zornitsa Ilieva.