La semana pasada, el Ministerio de Finanzas de Bulgaria presentó su variante de Presupuesto Público para 2015 un día después de la actualización del Presupuesto Público para el año en curso.
¿Qué pronostican los expertos financieros? Tranquilización y estabilidad, responde lacónico el ministro de Finanzas, Vladislav Goranov. Sin embargo, los expertos en economía, los sindicatos y los empleadores se oponen señalando que lo caracterizan un conservadurismo excesivo, un pesimismo extremo y la falta de reformas.
Los parámetros básicos del marco del Presupuesto Público dan pie para estas opiniones. Todo depende de la perspectiva desde la cual se perciben las cifras y los indicadores planificados. El indicador del que en cierta medida dependen todos los demás, es el planificado crecimiento del Producto Interno Bruto. Para 2015 ha sido previsto un crecimiento económico dos veces menor que en 2014. Resulta que el crecimiento económico se encogerá a la mitad y será simbólico, sin tener en la práctica una repercusión real y tangible sobre las condiciones de vida en el país y los ingresos del Estado. Este hecho se confirma también por el apenas perceptible aumento de los gastos públicos en solo 50 millones de euros, por el moderado aumento en 20 euros del salario mínimo, y por la reducción en 10% de los subsidios destinados a la retribución de los funcionarios en las Administraciones Públicas. Todo esto no puede ser aplaudido por los sindicatos que, por su parte, amenazaron con huelgas. Por otro lado, los expertos gubernamentales no esperan un repunte del mercado laboral, ni una reducción significativa del desempleo en el país. A costa de los ingresos públicos, casi congelados, la deuda pública aumentará en más de 4 mil millones de euros. Sin embargo, el déficit presupuestario será reducido al 3 %, el porcentaje saludable y permitido por Bruselas. Se espera una inflación del 1 % y se supone que vamos a decir adiós a la deflación desalentadora.
El extremo conservadurismo del nuevo Gobierno se expresa en la falta de todo tipo de reformas planificadas, prometidas en la campaña electoral. El Gobierno no prevé nuevas políticas de cara al enorme agujero financiero que representan los presupuestos del Ministerio del Interior, la Agencia Estatal de Seguridad Nacional y el Ministerio de Defensa. El Gobierno tampoco promete cambios sustanciales en el sistema sanitario, en la Educación Superior, en el sistema de pensiones, en la administración pública o en el sistema judicial.
Es cierto que el nuevo Gobierno no ha cumplido un mes desde que asumió el poder y, prácticamente, no ha tenido tiempo para expresar a través del Presupuesto Público sus ideas de reformas. Se vio obligado a trabajar con los pronósticos y los análisis preparados por sus predecesores. Es cierto, también, que después de casi dos años de conmociones sociales y de una desastrosa confrontación e inestabilidad política, la sociedad búlgara necesita estabilidad y tranquilización. Sin embargo, es verdad también que la agitación social y política fue causada, en gran medida, justamente por la falta de reformas y medidas para perfeccionar los sistemas públicos. Si las reformas indispensables se posponen de nuevo, tal y como se desprende del Presupuesto 2015, existe un riesgo real de que se agraven los problemas. La indecisión del nuevo Gobierno es un indicio de que no tiene la certeza de que podrá soportar la esperada e inevitable presión social si se realizan reformas radicales e impopulares.
Versión en español por Vesela Petrova
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