La quinta edición del Festival Internacional “Los Sonidos del Mar Negro” (3-7 de junio) será recordada por el programa colorido en competición, los talleres corales fructíferos, los conciertos, los debates, las reuniones informales y las nuevas amistades. “Tras los cinco días en Balchik me declaro oficialmente embajadora de este maravilloso festival y de la hermosa villa del Mar Negro de Balchik”, dijo Elzbieta Wtorkowska, directora del Coro Femenino y de Niños Canzona, de Polonia. (El Coro de Niños fue premiado por su maravillosa interpretación de la canción Arco iris, del compositor búlgaro Víctor Chúchkov.)
“Mi sensación previa era que el Festival sería de un alto nivel pero lo ocurrido aquí superó mis expectativas. Todo ha sido pensado y organizado muy bien gracias a Valentina Gueorguíeva, directora artística del certamen y miembro del jurado”.
Estas palabras pertenecen a Zlatomira Vasíleva, la directora búlgara del coro finlandés Katajanmarjat, laureado con el Gran Premio y diploma El Futuro de Europa. Ella y su marido, Ogñán Vasílev, residen y trabajan durante décadas en la ciudad de Pori donde han creado una gran escuela coral con tres formaciones diferentes.
El Coro de Cámara holandés Belle Voci, con conductora la búlgara Nedyalka Tódorova, es otra formación premiada en el Festival. Tódorova, egresada de la Escuela Nacional de Música de Sofía, trabaja con el coro desde 2012 pero sólo en proyectos individuales que incluyen un corto periodo de ensayos.
“El festival ha terminado y yo tengo un gran problema: mis coristas no quieren volver a casa sino quedar aquí por más tiempo”, dice Dunja Deurić, la joven directora del Coro, Sonja Marinkovic, de Novi Sad, Serbia. “Quiero agradecerles su hospitalidad – prosigue –. Realmente es bueno que el festival continúe más tiempo, en especial los talleres que nos enriquecen mucho. Todavía no puedo recuperarme de la emoción que experimenté durante el concierto de Las Voces Cósmicas, dirigidas por Vanya Móneva. Me he entusiasmado, he llorado... Para mí es la primera competición internacional como directora coral y estoy feliz de que haya sido precisamente aquí, en Bulgaria”.
“Lo que diferencia a este festival del resto es que es organizado por un coro que dedica sus esfuerzos a hacer la estancia de sus colegas fructífera y exitosa – dice Valentina Gueorguíeva, directora del orfeón Los Sonidos del mar Negro, de Balchik, anfitrión del certamen –. Como directora de coro sé muy bien qué es lo que se necesita para que los conjuntos se sientan bien aquí. Creo que hemos logrado elaborar y defender un concepto del concurso que funciona. Los talleres corales son el segundo nivel importante en el que trabajamos. La creación de un taller de folklore búlgaro es muy útil tanto para los artistas búlgaros como para los extranjeros. Este año hemos tenido la oportunidad de trabajar con Vanya Móneva, que es una profesional maravillosa”.
Valentina Gueorguíeva está convencida de que cualquier persona que quiera cantar debe obtener la oportunidad de hacer gala de su talento. Por eso el programa incluía la participación de más de diez orfeones fuera del concurso. El más atractivo entre ellos fue el Coro Mixto de la Sociedad Judía Lira, de Zagreb, Croacia.
“El arte coral es amor, es imposible que funcione si los cantantes no tienen en frente a alguien en quien confíen y a quien amen – dice Vanya Móneva, miembro del jurado e instructora de un taller coral –. Sentía la alegría de todos quienes actuaban en el escenario. El ambiente fue increíble”.
Todos los participantes en el Festival tuvieron la posibilidad de hacer gala de su talento, de ser evaluados por un jurado competente y también de enriquecer su repertorio.
Gueorgui Arnaúdov, también miembro del jurado, compuso dos piezas especialmente para el Festival del arte coral, interpretadas con éxito en el concierto de gala por los coros homogéneos y mixtos.
“Cantar en un grupo grande es un acto moral, que “organiza” moralmente la comunidad” – dice Gueorgui Arnaúdov, citando un pensamiento de Platón –. Me alegro de haber visto esta actitud hacia la música entre los casi 500 participantes en el evento. El festival Los Sonidos del mar Negro es un gran festival búlgaro, aunque sintetizado en unos pocos días”.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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