El cine es magia, ilusión, escape de la realidad, un torbellino de emociones... Y también una industria de miles de millones. Resulta que no pocos éxitos de taquilla que se exhiben en las pantallas del mundo fueron rodados no en cualquier otro lugar sino a los pies del monte Vítosha. Aquí, a tiro de piedra de la capital de Bulgaria, Sofía, se ubica la mayor fábrica de sueños de Europa del Este, conocida como Estudios Nu Boyana Film.
En el Hollywood sofiota todo es posible, como, por ejemplo, viajar milenios de años adelante o atrás en el tiempo para presenciar una batalla de gladiadores en el Coliseo romano, quedar atrapado en medio de un tiroteo entre gángsters en las calles de Nueva York o cruzar el desierto de Gobi, agotado por la sed y el hambre, al intentar escapar de un campamento estalinista. Aquí uno puede encontrar, en una aldea perdida del Oriente Medio, la exótica Salma Hayek o topar con Sylvester Stallone y Mel Gibson, armados hasta los dientes.
En los últimos años, en la construcción de estudios y decorados y en la adquisición de equipos técnicos se han invertido más de 50 millones de euros, y, hasta el momento, el Hollywood de Sofía ha sido plató de más de 180 producciones cinematográficas mundiales. En los estudios en los accesos del Vítosha se filmaron películas como 300: El origen de un imperio (título en España), o 300: El nacimiento de un imperio (título en Latinoamérica), La Dalia Negra, Conan el Bárbaro (versión 2011), Espartaco, Sin escape, las tres partes de Los indestructibles o Los mercenarios, y muchas más producciones exitosas que atraen en Bulgaria a algunos de los astros más brillantes del firmamento fílmico mundial. Así, de manera imperceptible, Sofía se convirtió en una capital del cine. “Además de decorados e infraestructura, nuestro centro cinematográfico ofrece el ciclo completo de servicios técnicos y creativos necesarios para hacer una película”, dice Yariv Lerner, director ejecutivo de Nu Boyana.
¿Por qué los grandes ases de la industria del celuloide eligen Sofía para su plató? Parece ser que la causa no reside sólo en los bajos costes, hay también otras razones.
“Sofía dispone de una gran cantidad de edificios de diferentes épocas, muy variados desde el punto de vista arquitectónico –señala Yariv Lerner– . Además, la gente de la industria es muy buena, así que, si una producción tiene escenas en que hay que saltar de un tren, por ejemplo, o lanzarse a un helicóptero, este es el lugar idóneo para realizarlas. Existen muchas razones para rodar películas aquí pero la principal son los profesionales búlgaros. Son muy talentosos y contribuyen a transformar el cine contemporaneo en magia. Recientemente inauguramos un centro de formación para profesionales del cine, de modo que, aquí las cosas aún están por desarrollarse”.
Extras, ayudantes de dirección, dobles de riesgo, maquilladores, especialistas en efectos visuales, técnicos y, últimamente, cada vez más actores: la huella búlgara en la creación de éxitos mundiales de taquilla en el país es significativa. Sólo en la tercera secuela de Los mercenarios fueron contratadas 2000 personas de parte búlgara.
“Todos los efectos especiales se hacen aquí. Es un enorme volumen de trabajo que se encarga exclusivamente a equipos locales –refiere Alexandra Tsvetkova de Nu Boyana– . Por ejemplo, Los septiembres de Shiraz, con Adrien Brody y Salma Hayek, es un proyecto internacional hecho íntegramente aquí, desde el guión hasta la pantalla. A todos los niveles relacionados con su realización fueron contratados equipos búlgaros. La mayoría de las coproducciones en que participamos usan los servicios de nuestros estudios. Nadie quiere la noche, con Juliette Binoche, es uno de estos casos. Es una coproducción entre Bulgaria, España y Francia”.
En los estudios de Nu Boyana conviven diferentes épocas, y las distancias geográficas son irrelevantes. Ante la vista van siguiéndose calles londinenses, aldea griega, vecindario medieval, pueblo del Oriente Medio y, a un lado, a sólo paso de distancia se encuentra un coliseo antiguo.
“Tenemos también metro neuyorquino que, lamentablemente, no está conectado con el de Sofía”, bromea Alexandra. Los decorados son muy realistas, a pesar de estar hechos de poliestireno y de ser huecos por dentro. Los escenógrafos les “cambian de ropa” regularmente, adaptándolos a las necesidades de una producción concreta, o los efectos visuales se añaden virtualmente.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos cortesía de Estudios Nu Boyana Film
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