El centenario del inicio de la fabricación de aviones en Bulgaria fue motivo para la celebración de la Jornada de las carreras relacionadas con la Aviación en el Club de la Aviación con exposición museística que se encuentra en la terminal número uno del aeropuerto de Sofía. Las profesiones fueron presentadas por la Asociación de las Compañías Aéreas búlgaras, el Aeropuerto de Sofía, el Colegio de Transporte Aéreo, la Dirección General de Administración Aérea Civil, famosos pilotos, ingenieros y técnicos del ámbito de la aviación, azafatas y veteranos. Participaron más de 150 alumnos de varias escuelas de Sofia. 

Para algunos, el cielo es el límite, para otros no. Para el experimentado piloto Iván reunirse con el cielo es parte de su día a día. Él contó que la profesión del piloto no es nada fácil y el miedo al vuelo nunca abandona el corazón humano. La mayoría de las personas creen que para los pilotos esto es una rutina pero no es así. Iván comparó los vuelos con el renacer. Cada vez cuando el avión se eleva él ve una nueva luz, un nuevo camino, un mundo nuevo. Parte de sus colegas, también pilotos experimentados, contaron por qué escogieron esta profesón. La respuesta fue el dinamismo.

Sin embargo, sus lados negativos son múltiples: el tráfico no regulado, menos tiempo para la familia, responsabilidad por la vida de tantas personas. En años anteriores, el Estado pagaba todo el proceso de formación profesional mientras que ahora los medios financieros escasean. A pesar de esto, la profesión es interesante y atrae a las personas que nacieron por ella. La formación dura años y uno pasa muchas horas en los simuladores modernos antes de realizar su primer vuelo. 

Es una regla no escrita que si el padre es piloto, el hijo también debe serlo. En realidad, así respondieron todos a la pregunta por qué escogieron esta profesión. Además, subrayaron que no hay dos vuelos iguales y cada vez uno debe estar preparado para nuevas vivencias y para aprender algo nuevo e interesante. El territorio de Bulgaria es pequeño pero, igual que en muchos ámbitos, este país tiene gran aportación al mundo de la aviación.

Asen Yordanov (1896-1967) es un inventor búlgaro, ingeniero y aviador de fama mundial. Es considerado fundador de la ingeniería aeronáutica en Bulgaria y tiene enorme aporte al desarrollo de la aviación norteamericana. Su ocupación favorita cuando era niño era hacer cometas. Durante la Guerra Balcánica, Asen Yordanov fue voluntario en el frente y comenzó a trabajar como mecánico en el departamento de aeroplanes de la ciudad de Svilengrad.

Continuó trabajando sobre la construcción del primer avión búlgaro Expres, que posteriormente fue denomiando Yordanov-1 y que fue terminado en el verano de 1915.  Así se fundó la construcción de aviones en Bulgaria. En 1925 fue creado el taller de aeroplanes en el Aeropuerto de Bozhurishte.

El primer piloto búlgaro con diploma es Simeón Petrov que fue el primero en sobrevolar Bulgaria. Echó los cimientos de los vuelos nocturnos en Francia y es además el primer aviador en la historia mundial que aterrizó en un avión cuyo motor había dejado de funcionar. Su experiencia y sus récords en el cielo se utilizan en el diseño de diferentes programas en las escuelas mundiales de aviación.

En 1892 en la Feria Internacional de Plovdiv dos tenientas del ejército búlgaro volaron a bordo del dirigible francés La France. Fascinados por el vuelo convencieron al comando de que Bulgaria necesita de un departamento aéreo y así fue puesto el inicio de las Fuerzas Aéreas Búlgaras. El 20 de abril de 1906 fue creado el Departamento de Vuelos. La primera generación de pilotos búlgaros se entrenó a bordo del dirigible denominado Sofía-1.

Las Fuerzas Aéreas de Bulgaria, que particiapron en la Guerra Balcánica, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, hasta hoy en día siguen manteniendo el espíritu y las tradiciones de la aviación búlgara. Dimitar Spisarevski quedó para siempre en la historia por su valentía que le mereció el apodo, El torpedo viviente. El 20 de diciembre de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, Sofía fue sometida a ataques aéreos. 270 bombas fueron echadas sobre la capital búlgara. Durante el combate, cuando ya había quedado sin municiones, Spisarevski orientó su avión de caza y atestó un golpe destructor al bombardero enemigo que estalló en el aire.

Versión en español por Hristina Taseva