Poco apoyo a los partidos políticos consolidados, escasa implicación de la juventud en las campañas electorales, descontento en los jóvenes por la élite política y disposición de un 40 % de ellos de emigrar: en resumen éstas son las principales conclusiones de un estudio realizado por la fundación política alemana Friedrich Ebert entre la generación joven actual en Bulgaria. Los resultados representan una especie de retrato sociológico de la juventud búlgara de hoy, 25 años después del inicio de los cambios políticos y casi 8 años después de la adhesión de Bulgaria a la Unión Europea.
“En Bulgaria trabajando honestamente no se puede conseguir nada”, afirma un estudiante de Economía de 22 años, de Sofía. Su respuesta es válida para el 42,5 % de los jóvenes búlgaros que ven su porvenir en el extranjero. Michaela Mahler de la fundación Friedrich Ebert resume las causas por las cuales tantos jóvenes están dispuestos a abandonar el país.
“En primer lugar es la búsqueda de un trabajo mejor y bien remunerado. Tras la entrada de Bulgaria en la UE en 2007, el mercado laboral de Europa Occidental ofrece a los jóvenes nuevas oportunidades de encontrar trabajo. Además, ellos creen que la situación política en Bulgaria no es estable. Opinan que en el país hay un importante déficit de democracia. Aquí todavía no se ha construido una sociedad democrática estable. Además, ellos no piensan que esto suceda pronto. La antigua élite sigue ocupando los altos cargos en el Estado y mueve los hilos en todos los ámbitos de la vida”.
Si hasta la adhesión de Bulgaria a la UE en 2007, la causa principal de la emigración fue la delincuencia creciente y la inseguridad social, hoy el motivo es otro: la desesperanza. Esta sensación, además del descontento de la vida, normalmente conduce a mayor actividad política, especialmente entre la gente joven. “En Bulgaria, desgraciadamente, esto no es así”, dice Michaela Mahler.
“Desafortunadamente, en Bulgaria, la carrera política no se percibe como una oportunidad de cambiar la vida en el país porque, según los jóvenes, los partidos ya carecen de contenido y de ideas. Aquí hay muchos jóvenes y políticamente activos que quieren cambiar su país pero son más bien una excepción. Generalmente, la mayoría manifiesta una actitud escéptica hacia la política. Los jóvenes procuran abrirse paso en el mundo de la política con el objetivo de conseguir éxito personal y no de cambiar o construir una sociedad. Lo que ocurre en los últimos años demuestra que es muy difícil, por no decir imposible, lograr una reforma a través de un compromiso político. Y esto repugna a muchos jóvenes”.
A pesar de que las protestas antigubernamentales de hace dos años provocaron la dimisión del Gobierno de Plamen Oresharski, los jóvenes en Bulgaria no creen que tuvieran éxito. La gente está decepcionada porque muchas de sus peticiones no se cumplieron. Las protestas no causaron un cambio visible de la sociedad y el movimiento cívico no provocó actuaciones políticas posteriores. Según Mahler, esta es la causa secundaria de la emigración de la gente joven, un tema muy doloroso para Bulgaria. Pero no todos los que abandonan su país están formados y cualificados y demandados en los mercados laborales extranjeros. Una de las conclusiones del estudio de la Fundación Friedrich Ebert es elocuente: “Los jóvenes desempleados prefieren serlo en el extranjero que en Bulgaria”.
“Cuando no eres competitivo en el mercado búlgaro, tampoco lo eres en el mercado alemán. Existe un mito, según el cual, esta gente agota los sistemas sociales de los países receptores pero esto no es verdad. Cuando alguien llega a Alemania y no consigue un trabajo, no significa que automáticamente tenga derecho a cobrar ayudas sociales. Sin embargo, a la prensa internacional le gusta presentar las cosas de una manera tergiversada”.
Según los autores del estudio, la fuga de cerebros es un problema grave para Bulgaria que necesita profesionales cualificados y jóvenes que activen los cambios.
Versión en español por Svetoslava Slavcheva
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