El final del verano es la época en que los apicultores pasan las últimas páginas de su calendario. Es también la época cuando hacen balance de la temporada saliente y presumen de sus logros. Para popularizar la miel nueva del año y sus derivados, en la capital Sofía se reunieron unos 30 productores de miel de todo el país.

Uno de los primeros pabellones instalados en frente de las termas romanas en el centro de la ciudad es el de Mijaíl Arnaúdov, un apicultor de la ciudad de Yámbol (sureste de Bulgaria). Acacia, cilantro, lavanda, girasol, cardo borriquero... Las etiquetas de los tarros con el elixir dorado están sistematizadas por orden riguroso en función de la época del pasto, explica el apicultor.

“La miel búlgara es curativa debido a su gran variedad –dice Mijaíl Arnaúdov–. Aquí tenemos una riquísima vegetación. Las abejas recogen el néctar de todas estas hierbas, que se convierte en el producto más puro y de primera categoría. Cada tipo de miel tiene propiedades beneficiosas y curativas ya que es un alimento antioxidante. Algunos de mis clientes tienen más de 90 años de edad. Consumen una o dos latas de miel al año y no están aquejados por enfermedades. Esto viene a demostrar que la miel es tanto alimento como medicina”.

El apicultor recomienda fervorosamente la tintura de propóleo, “un antibiótico natural que no daña ningún órgano sino que hace el bien”, afirma, así como los palillos de propóleos, imprescindibles para problemas en la cavidad oral.

La miel realmente nos hace más saludables pero, ¿se sabe que ayuda a hacernos también más hermosos? Basta con confiar en sus propiedades tonificantes, hidratantes y nutritivas, afirma Sashka Vatrachka, de Radomir (Bulgaria occidental), que vende su propia línea de productos sanitarios y cosméticos basados en un secreto transmitido de generación en generación en su familia: “Es una fórmula familiar antigua para un producto líquido contra quemaduras. Al convencernos del buen efecto que tiene y, sobre todo, de que no queda ninguna cicatriz si se empieza a aplicar en los primeros cuatro o cinco días tras producirse la quemadura, decidimos que queríamos que fuera fácil de conseguirlo, en farmacias y hospitales. Por eso lo hemos desarrollado y patentado. Luego empezamos a producir también la crema facial. La cera de abejas es otro de los componentes con efecto muy beneficioso para la piel humana”.

Los productos son clínicamente probados, patentados y certificados para la Unión Europea. Y la primera en dar muestras de interés ha sido Alemania.

Sin embargo, además de útiles, los productos apícolas pueden convertirse en obras de arte, siempre y cuando lleguen a parar en manos propicias. Petya Ivanova, de la aldea de Óstrov, cerca de Vratza (noroeste de Bulgaria), esculpe diferentes figuras de cera como animales, plantas, la Virgen con el Niño Jesús y ángeles, entre otras cosas. En realidad, se trata de velas en colores cálidos y fragancia celestial.

“El interés en las velas se ha generado debido a las propiedades beneficiosas de la cera –dice Petya–. Al encender la vela es muy útil inhalar el aroma que se desprende de ella mientras se quema. Huele muy agradable a cera de abeja, como en la colmena. Y todo lo que es bueno para las abejas lo es también para las personas. Las velas se queman lentamente, no gotean ni emiten humo como las de parafina, son al 100 por ciento naturales”.

Petya Ivanova también ha sido elegida Apicultor del Año 2010 y es presidenta de la asociación de mujeres en el ramo de la apicultura. Con ella abordamos temas serios como, por ejemplo, las oportunidades para que la miel búlgara sea bien presentada a nivel mundial, o la tendencia preocupante de la extinción de las abejas. Resulta que la miel búlgara se exporta a Europa únicamente como potenciador de la miel china y argentina, es decir, no se le considera producto alimenticio sino materia prima. En cuanto a la desaparición de las abejas, Petya Ivanova señala que es una tendencia mundial que se debe a muchas causas. El sistema inmunológico de las abejas se ha debilitado por los cambios climáticos, mientras que los humanos causan daño adicional porque su intervención infringe el estricto orden en la colmena.

Para terminar en una nota más alta, les ofrecemos la receta de un elixir de miel de Metodi Mijáilov, de la aldea de Gorni Vadin, cerca de Vratsa: “Se exprime el jugo de un kilogramo de limones al que se añaden 50 gramos de polen de abeja y un kilogramo de miel para obtener un líquido espeso. En un vaso se vierte un poco del concentrado y se agrega agua a gusto hasta obtener una maravillosa bebida de miel: un elixir abundante en vitaminas, minerales y enzimas”.

Versión en español por Daniela Radíchkova