“Bulgaria es el país más pobre de la UE”. Esta oración está presente en todas las publicaciones de los medios de información extranjeros sobre Bulgaria. A pesar de que esta afirmación suena como un cliché, sigue siendo verídica. Los participantes en una conferencia organizada por el Instituto de Economía y Relaciones Internacionales y la fundación alemana Friedrich Evert buscaron las causas que provocaron el duradero empobrecimiento de los búlgaros, así como la posible salida de la espiral de la penuria.

“La pobreza debe ser tema central en los debates públicos”, manifestó el viceprimer ministro y titular Trabajo y Política Social, Ivaylo Kalfin, quien esbozó el cuadro de la pobreza en Bulgaria y presentó las políticas del Gobierno encaminadas a superarla. Uno de cada cinco búlgaros vive en pobreza y el 40 % de la población está amenazado por la pobreza, señala el análisis del Ministerio de Trabajo y Política Social. “Son importantes la causas para este desarrollo, ya que determinan las políticas para superar el problema”, manifestó Kalfin. 

“En primer lugar, los pobres no tienen empleo. El 50.2 % de los desempleados vive en la pobreza. Hay una relación absolutamente clara entre la pobreza y la ocupación. En segundo lugar, los pobres son niños. El porcentaje de menores de edad que viven en pobreza es sumamente alto. En tercer lugar, tenemos las personas amayores de más de 65 años de edad y después están las familias numerosas con tres y más hijos”. 

Ivaylo Kalfin hizo hincapié en otra premisa para caer en pobreza: la parte predominante de los pobres no tiene formación o tiene muy bajo nivel educacional. La parte de los trabajadores pobres de baja formación es del 63.5 %. Estas razones definan las políticas del Gobierno.

“Es evidente que la política más duradera es el acceso al mercado de trabajo” - continúa el ministro Kalfin -. Este acceso resulta muy difícil para algunos grupos: los jóvenes de hasta 29 años de edad, los desempleados de más de 50 años, que son la mitad de los desempleados que se han registrado y que muchas veces coinciden con el grupo de los desempleados de larga duración que no participan en el mercado de trabajo durante más de un año, así como las personas con deficiencias físicas y mentales”.

Es muy grande el problema con los desempleados de edad antes de jubilarse y las personas con deficiencias físicas y mentales, ya que el Estado todavía no ha encontrado una manera de atraer el interés de los empresarios hacia este grupo. “Todos los programas que operan de momento tiene que ver con el empleo subsidiado, por lo general en el sector privado, y en este caso no podemos hablar de una solución duradera y eficiente”, comentó el ministro.

Liuben Tomev, director del Instituto de Estudios Sindicales y Sociales, adscrito a la Confederación de Sindicatos Independientes, se mostró crítico con respecto a las políticas del Ministerio de Trabajo y Política Social. A su juicio, casi todos los conceptos sobre la lucha contra la pobreza cuentan con una política encaminada a alcanzar el promedio europeo omitiendo otro factor clave.

“El gran problema de Bulgaria es que, aparte de las desigualdades sociales y del enfoque que se aplica, los ingresos ocupan niveles muy bajos y no permiten que se alcancen los medios necesarios para una vida normal y no dan la posibilidad de que se forme una clase media exitosa”, afirmó Tomev.

Según evaluaciones del Instituto de Estudios Sociales y Sindicales de la Confederación Nacional de Sindicatos Independientes, el ingreso promedio per cápita equivale a dos tercios de los medios necesarios para la manutención que es de unos 280 euros al mes. “Apenas el 20 % de los hogares en Bulgaria superan esta suma”, afirma Liuben Tomev.

En la búsqueda de soluciones, el catedrático Gancho Ganchev, del Instituto de Economía y Relaciones Internacionales, hizo hincapié en la relación entre el desarrollo económico y la pobreza.

“El crecimiento económico es lo que debería redundar en la disminución de la pobreza. Hace tiempo que se sabe que cuando la economía se desarrolla bien hay más dinero para salarios, respectivamente menos pobres y más dinero para el presupuesto, lo cual permite al Estado que disminuya el nivel de la pobreza mediante pagos sociales. Lo que es menos evidente es que hay una dependencia reversa, es decir, las economías que se caracterizan por un menor nivel de desigualdad social y pobreza se desarrollan más rápidamente”.

A pesar de que no fue afectada fatalmente por la crisis económica en Europa, Bulgaria todavía no puede recuperarse y el crecimiento económico es mínimo, lo cual no permite que crezcan los ingresos.

El catedrático Ganchev ve la causa de ello en las conclusiones que Bulgaria no hizo entorno a la crisis.

“Bulgaria es el único país en el este de Europa que después de la crisis no realizó una reforma fiscal. No hay gran diferencia entre si uno vive gracias a ayudas sociales o si comenzará a trabajar, sobre todo si percibe el salario mínimo interprofesional. La peor situación posible es que se graven los ingresos de los pobres, ya que en este caso los pobres no tienen ningún interés en comenzar a trabajar y Bulgaria es el único país en el este de Europa que grava los ingresos más bajos”.

La compleja coalición gobernante en Bulgaria de momento no permite un cambio en la política fiscal, manifestó Ivaylo Kalfin. En sus palabras los bajos impuestos causan bajos ingresos. Por esto, la política de su ministerio se concentra en otras medidas.

“Lo que debe hacer nuestra sociedad tiene que ver con la educación, el acceso a puestos de trabajo y la inclusión de los pobres y las personas que afrontan riesgo de pobreza en el mercado de trabajo - opina Kalfin -. Esto no debería efectuarse, solo mediante ocupación subsidiada, sino que toda la sociedad debería esforzarse por ello. Las ayudas sociales deben ser orientadas hacia las personas que por causas objetivas no tienen la posibilidad de entrar en el mercado de trabajo. Son las personas con deficiencias físicas, los ancianos, los desempleados a largo plazo de edad antes de jubilarse y los jóvenes”.