Saliendo para Vidin me preparo para visitar la región más pobre de la UE. El camino serpentea por la montaña bañada en los colores del otoño. A ambos lados de la carretera hay grandes extensiones de tierra labrada y en algunos lugares se ven los cultivos otoñales que van brotando. Espero ver campos abandonados, pero no vi ni un trozo de tierra no labrada. Así en mí se gestó la esperanza de que esta parte de Bulgaria pronto se recuperará.
En la parte central de la ciudad danubiana, donde el segundo puente sobre el Danubio conecta la ribera búlgara y la rumana, en el radio de un kilómetro cuadrado se centran los monumentos culturales e históricos de la época romana, el medioevo búlgaro, la dominación otomana y el periodo después de la Liberación de Bulgaria. En la pintoresca curva del gran río europeo se yergue con orgullo la fortaleza Abuela Vida, el símbolo de Vidin.
Esta es la única fortificación medieval que se conserva por completo en Bulgaria. Una parte de los cimientos pertenecen a la fortaleza romana Bononia, que es uno de los antiguos nombres de la ciudad. Lo que convierte a Abuela Vida en una fortaleza única son los bastiones y las torres de piedra de exquisita elaboración y los diferentes recintos pétreos. La fortaleza reúne en sí la milenaria historia de esta ciudad y sigue presenciando en la vida moderna de la ciudad. Es un lugar predilecto en que se organizan conciertos, festivales y varias producciones fílmicas. Cerca de la fortaleza está el sistema osmanlí de defensa Kaleto que data de los siglos XVII a XVIII.
Forman parte de la fortaleza las monumentales puertas urbanas, cuatro dan a la ribera y cinco, al río aportando un irrepetible colorido a la parte céntrica de la ciudad.
Está aquí también el llamado cuartel cruzado construido en 1801. Es notable su forma arquitectónica que ostenta una cruz de lados iguales. Hoy el cuartel acoge muchas exposiciones.
Otra de las curiosidades de Vidin que uno no debe omitir es el Museo Histórico Konaka, del siglo XVII. Inicialmente, el edificio sirvió de oficina de la policía y en 1870 después de la fundación del exarcado búlgaro fue otorgado al ayuntamiento eclesiástico búlgaro. Hoy los visitantes del museo pueden conocer la rica historia de la región desde la antigüedad hasta la Guerra de Ruso-Turca de 1877 a 1878.
Los aficionados al turismo religioso también tienen mucho que ver. La Catedral “San Demetrio” es la segunda más grande después de la Catedral “San Alejandro Nievski” de Sofía. Los turistas pueden visitar las numerosas iglesias antiguas y modernas, ver las ruinas de la sinagoga judía, y acercarse a la pequeña Iglesia “San Pantaleimon” en el patio de la diócesis de Vidin. Fue construida en el siglo XIV. A su lado está el Mausoleo de Antim I, el metropolita de Vidin, el primer exarca búlgaro y el presidente de la Primera Magna Asamblea Nacional que aprobó la Constitución de Tarnovo.
La tradicional tolerancia religiosa búlgara puede ser vista en una estrecha calle que separa la metrópoli de Vidin y la mezquita y la biblioteca del gobernador otomán, Osman Pazvantogú. La mezquita ostenta el típico estilo oriental, pero también hay ornamentos del barroco francés tardío. Recibe sonriendo a los visitantes Samet Ismailov, imán de la ciudad de Vidin.
La mezquita fue construida en 1081. Según la inscripción que se conserva en la puerta de entrada, Pazvatogú consagró la mezquita a su padre. Un año después construyó una biblioteca que consagró a su madre. Osman Pazvatogú construyó muchos edificios, otras mezquitas en Vidin, fuentes y puentes.
En el resto de las mezquitas que construyó colocó el símbolo de la fe musulmana, la media luna. Sin embargo, en esta mezquita colocó un corazón. Hay varias versiones de ello, pero se considera que cuando colocó el corazón en el minarete lo hizo para subrayar su amor por sus padres y legó a las generaciones la idea de que los padres deben ser amados y respetados. A causa de este símbolo, la mezquita y la biblioteca de Osman Pazvantoglú son únicas en el mundo. Estamos orgullosos de poseer una mezquita con este símbolo y que fue construida precisamente en Bulgaria y tratamos de conservar este mensaje para transmitirlo a las generaciones venideras.
En el patio de la mezquita lo que atrae la mirada es la biblioteca del soberano osmanlí.
Mucha gente cree que por estar en el patio de la mezquita la biblioteca conserva solamente literatura religiosa. Todo lo contrario, continúa su cuento el imán Ismailov. Los libros que se conservaban aquí eran en diferentes idiomas. La mayor parte fue en francés, ya que Pazvantoglú se graduó en Francia. Había libros culinarios y sobre jardinería entre muchos otros. Una parte de esta riqueza está en la Biblioteca Nacional de Sofía y la otra en la República de Turquía. Hoy el edificio funciona como biblioteca pero conserva literatura moderna y muy variada. Las puertas de la mezquita y de la biblioteca están abiertas para todos.
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