Un mercado de granjeros búlgaros con productos muy variados ha despertado importante interés entre búlgaros y extranjeros en la capital belga Bruselas. El bazar se celebró el Día de la Reunificación de Bulgaria, 6 de septiembre en el marco de la campaña “Defendamos el sabor búlgaro”. Es promotor de la misma el eurodiputado Momchil Nekov y la campaña disfruta de la colaboración del movimiento Slow Food que se propone la conservación de las tradiciones gastronómicas locales.

El mercado fue montado justo delante del edificio del Parlamento Europeo y así ofreció a los funcionarios de éste la oportunidad de degustar sabrosos platos y disfrutar de los vistosos bailes tradicionales búlgaros, joró. Los transeúntes casuales también se sintieron tentados por los interesantes aromas, sabores y danzas. Los visitantes del bazar podían catar carne de cerdo balcánico oriental, diversos embutidos, pimientos y tomates rosados de Kúrtovo, queso verde de Cherni Vit, queso de cabra biológico, té del Monte Strandzha, cebolla acuosa de Reselets y mermelada seca a base de ciruelas y azúcar, en forma de rollos o troceada.

Desislava Dimitrova, coordinadora de la filial búlgara de Slow Food aporta más detalles sobre la campaña “Defendamos el sabor búlgaro”:

La campaña arrancó en 2015 y nuestro movimiento fue invitado a colaborar en la misma. El resultado que esperamos de la campaña es poder registrar productos con denominación de origen geográfico. A esta etapa en Bulgaria sólo hay dos productos de tal tipo: el sucuk-salchicha seca- de Gorna Oriajovitsa y el aceite de rosa búlgaro. Hay también cinco alimentos de carácter específico tradicional. Los productos con denominación de origen geográfico fomentan el desarrollo local, el desarrollo de las zonas rurales. Esperamos que al popularizar estos productos iremos incentivando su producción y los negocios en la determinada región. Esta campaña se proyecta a los pequeños productores y procura revelar y aportar a la solución de sus problemas.

Los productos presentados en el mercado de granjeros búlgaros en Bruselas deberán esperar a que se transformen en productos con denominación de origen. Es que un producto de estas características reclama resistencia, sostenibilidad, continuidad en las decisiones de los productores y también asumir el compromiso de registrarlo.

Desislava Dimitrova cuenta ahora cómo se desarrolló la jornada en este peculiar mercado en Bruselas:

La iniciativa para este mercado apuntaba a presentarlo como un evento de una jornada completa. Por la mañana se organizó una conferencia dedicada a los alimentos tradicionales y de fuerte arraigo geográfico y su impacto benéfico sobre el cambio climático. Por la tarde tuvo lugar el propio bazar. Algunos de los productos presentados son muy típicos y emblemáticos y se merecen llevar el sello de productos con denominación de origen. Se encuentran ahora en un período de espera a consecuencia de las restricciones y las severas exigencias higiénicas. Hay que esforzarse más por promocionar tales productos, y los políticos han de mostrarse deseosos de obrar a favor de tales campañas. En este bazar la gente ha podido degustar diferentes productos y esperamos que en el futuro se vayan a organizar, con fines comerciales, bazares de mayor envergadura. Nos desarrollamos en el sentido correcto. Nosotros estamos contentos, los productores también están satisfechos. Bruselas es una urbe muy abigarrada. Hubo interés por el bazar tanto por parte de los búlgaros como también por parte de los extranjeros. Hemos procurado transmitir a través de la comida nuestra identidad nacional.

El objetivo de ese mercado es que el mayor número posible de personas, tanto de Bulgaria como del extranjero, prueben los sabores de Bulgaria y así se asomen a las bondades gastronómicas de este país. Uno de los objetivos de los productos con denominación de origen es atraer a turistas a determinada región y de esta forma impulsar el desarrollo de la respectiva localidad y el empleo de la gente de la misma.