Desde que la semana pasada anunciara que crearía una nueva fuerza política en Bulgaria Jristo Ivanov, promotor del proyecto, no ha dejado de esclarecer sus intenciones en declaraciones ante diferentes medios informativos. En la noche del lunes y ante la Televisión Nacional de Bulgaria, Ivanov resumió que la meta de la formación política sería librar a Bulgaria y a las instituciones del país de “la peste de la corrupción” que les está chupando las fuerzas. No sólo en el seno de la sociedad, sino también en las filas de algunas fuerzas políticas existe interés por esta aún no instituida formación. Ello tiene su explicación, ya que otro de los objetivos del promotor de la formación es que ésta participe en las próximas elecciones anticipadas.

En señal de interés y simpatía asistieron al acto de promoción del nuevo proyecto político, el pasado viernes, Radan Kanev, líder de los demócratas por una Bulgaria Fuerte, Traycho Traykov, ex candidato a la presidencia del país por el Bloque Reformista, el diputado Martín Dimitrov, representantes del partido DEOS -en español Movimiento por la Unidad y Solidaridad Europeas- y figuras conocidas de las protestas organizadas en el país en los últimos años. El autor del proyecto, Jristo Ivanov está alentando este interés al manifestar que, basándose en la idea de la supremacía del derecho, la flamante formación cooperará con otros partidos. No lo hará con todos, empero, porque considera, por ejemplo, que el partido GERB, del que Ivanov dimitió de su puesto de ministro de Justicia, había contado con 10 años para demostrar su capacidad para erradicar la corrupción y que, en lo sucesivo deberá irse purificando. Por esta razón, entre otras más, GERB tampoco simpatiza con Ivanov y lo concibe como una persona asociada al llamado “círculo de las cabezas de cordero”, integrado por individuos de reputación política y pública dudosa. Muestran reservas, si bien de momento más moderadas, con respecto al proyecto de Ivanov, los dirigentes del Partido Socialista Búlgaro, quienes resaltan con condescendencia y sorna que en Bulgaria no hay fuerza política que no se declare contra la corrupción.

Incluso personalidades de los círculos jurídicos están mostrando reservas y hasta animadversión por el proyecto. A algunas figuras del Consejo Superior de la Judicatura, consideradas allegadas al Fiscal General no se les escapa de la atención el hecho de que el día de anunciación del proyecto político haya coincidido con la jornada de protesta de jueces ante la sede del citado Consejo. Por esto aseguran que tras haber actuado Jristov como politiquero en su labor de magistrado, a la postre ha preferido hacerse un político. Discrepan de esta opinión, sin embargo, los magistrados de este mismo Consejo Superior de la Judicatura, quienes, a semejanza de Ivanov, también abogan por luchar contra el estatus quo. Ánimos contrarios a éste también predominan en el espacio público y es una confirmación de ello la decisión de decenas de miles de simpatizantes del partido gobernante GERB de votar, en las recientes presidenciales, a favor de Rumen Radev, candidato a la presidencia del país apoyado por el Partido Socialista Búlgaro.

Es obvio que la causa de la futura formación política de no ser ni de derechas ni de izquierdas cuenta con elevadas posibilidades de ser apoyada. Sin embargo, este respaldo dependerá no sólo de su plataforma política sino, antes que nada, de sus primeras actuaciones tras su institución. Queda muy poco tiempo hasta las elecciones anticipadas y probablemente este hecho vaya a ser el problema de mayor peso para el proyecto político de Jristo Ivanov.

Versión en español por Mijail Mijailov