El sistema financiero de Bulgaria es bastante específico y no tiene paragón en Europa. En el país opera el llamado Consejo de control monetario que limita considerablemente las facultades del Banco Nacional de Bulgaria e impone una severa disciplina financiera. Lo más importante en el caso es que la moneda nacional, el lev, está anclada al euro, un euro cuesta aproximadamente dos levas. Desde este punto de vista no hay ninguna importancia en qué divisa se realizan los pagos y en qué moneda están indicados los precios. Sin embargo, en la práctica no es exactamente así porque en ninguna tienda búlgara podrán pagar en euro o en otra divisa, ¡se acepan solamente levas! Las relaciones empresariales son algo distinto y cada empresario decide si prefiere el euro o el lev.
Hace diez años, cuando Bulgaria se adhirió a la UE, fue firmada una cláusula en el Tratado de adhesión según la cual el país está obligado a implementar el euro como moneda nacional tras el cumplimiento de determinados criterios y requisitos. Esto no ha sucedido hasta el momento y a juicio del ministro dimisionario de Finanzas, Vladislav Goanov, en estos 10 años Bulgaria ha recorrido apenas el 20% del camino hacia la Eurozona. Según el Banco Nacional, sin embargo, en un año la entidad podrá arreglar todos los problemas financieros bancarios que hasta el momento han obstaculizado la implementación del euro. En realidad, la estabilidad financiera es el más fuerte arumento de las autoridades búlgaras sobre el telón de fondo de sus no tan activos esfuerzos por convencer los países de la Unión Monetaria a recibir a Bulgaria en su seno.
Las reservas monetarias del país cubren el 160% de las reservas que requiere la Ley de Consejo de control monetario y alcanzan los 24 mil millones de euros. El gobierno búlgaro, a diferencia de muchos otros en la Zona del Euro, logró un superávit presupuestario y no se puede hablar de ningunos déficits. Los criterios de Maanstricht que deben respetarse obligatoriamente /algo que raras veces sucede en la práctica/ para que se pueda implementar, el euro han sido cumplidos tiempo ya.
En el caso del euro encontramos muchos puntos en común con el caso Schengen. Según reconocen todos los países de la Zona de libre circulación, Bulgaria responde a todas las condiciones. Ha cumplido las reglas escritas pero no le cae bien a algunos líderes de Europa Occidental y éstos de momento no dan ningunos indicios positivos de que por fin puedan acepar a Bulgaria en la Zona de Schengen. La similitud con el euro es evidente: en papel todo es muy bien pero en la práctica todos de quienes depende algo en la Eurozona aparentan estar muy ocupados con más importantes tareas.
Todo esto es humillante para Bulgaria ya que es difícil encontrar un indicio más evidente del puesto inferior que le otorga la UE. Cuando se formaba la Comunidad uno de sus principales pilares era la solidaridad. Hoy esta palabra se oye cada vez menos.
Los acontecimientos en Europa se desarrollan con tal dinamismo que no será de extrañar si un día Bulgaria llega a comprobar que para el país ha sido mejor no haber accedido ni a Schengen ni a la Zona del Euro.
Versión en español por Hristina Taseva
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