“Oh, halcón, halcón de plumaje gris, amigo fiel del guerrero. Volando tan alto, ¿habrás divisado a lo lejos el patio de mi casa paterna?”. Es un fragmento de la letra de una canción tradicional búlgara en la que el pueblo ha plasmado su idea sobre esta ave de presa como amigo al que confiesa su íntimo dolor humano. En todo el folclore de Bulgaria el halcón está siendo identificado con la fuerza viril, con el espíritu indómito e intransigente del búlgaro que anhela su libertad e independencia.

Hoy en día hemos perdido una buena parte de las románticas ideas sobre esta ave libre que vuela muy alto por encima de las cabezas de la gente. Hay, sin embargo, un puñado de personas para las cuales criar halcones y desvelarse por su conservación conforman su ocupación más grata y sensata. Pavel Yakimov, de Sofía, es uno de los admiradores más grandes de estas aves de presa. Tiene dos diplomas de estudios universitarios: uno de ingeniero silvicultor y, otro, de teólogo, pero lo que más le atrae es la naturaleza de los halcones.

Pavel es fundador de la Asociación Búlgara de Protección de las Aves Salvajes, creada hace 17 años y que es la única que se ocupa del arte de la cetrería.

Nuestro objetivo, al popularizar estos métodos antiguos de caza con aves de presa, es informar a la sociedad sobre los problemas que afrontan estas aves y reducir el estrés de las mismas, dice Pavel Yakimov. La diferencia entre el halcón y las otras aves de rapiña reside, básicamente, en su estilo para cazar. Por ejemplo, el azor y el águila inician su ataque desde el lugar en que se han quedado, y los halcones literalmente se suspenden en lo alto del cielo.

El cetrero Pavel Yakimov aporta más detalles sobre la naturaleza que tienen estas rapaces: La cetrería presenta un aspecto social y ecológico. Hablando concretamente de la caza, hay que decir que de 10 ataques sólo en uno el halcón consigue coger por presa una pieza de caza. En el caso de que el ave es soltada al menos una vez al día, al pasar 30 días podremos añadir 1,2 y a lo sumo 3 piezas de caza capturadas por los halcones. La cifra es varias veces inferior a la registrada en cacerías con armas de fuego. Desgraciadamente, en medio de la naturaleza salvaje, el halcón sufre malas condiciones de vida. Los seres humanos somos las criaturas más feroces y quiero resaltar, a estas alturas, que en Bulgaria hay una gran cantidad de colombófilos quienes premeditadamente suelen dar muerte a decenas de halcones. Esto es triste porque genera una mala imagen de nuestros colombófilos.

Pavel Yakimov sugiere a toda persona que decida dedicarse a criar halcones, que primero calcule muy claramente si tendrá tiempo para no dejar pasar ni un solo día sin ocuparse, una o dos horas como mínimo, de adiestrar esta ave. En tales periodos uno debe salir al campo y soltar al halcón para un vuelo libre. El problema es que el valle de Sofía ha sufrido el fenómeno de la excesiva urbanización y uno debe viajar a distancias más largas.

La gente se ha metido hasta tal punto en el entorno habitual de las aves salvajes que muy frecuentemente las observamos en nuestras ciudades. Van menudeando también los casos de conflictos entre la naturaleza y el hombre, dice Pavel Yakimov y agrega: Los cetreros hemos encontrado el método para prevenir estos conflictos. Todo el mundo sabe del problema que generan las aves en las zonas de los aeropuertos. Las características de espacios abiertos de los aeropuertos atraen a todo tipo de aves, básicamente cornejas, gaviotas y gran número de palomas. Los momentos para el aterrizaje y el despegue de los aviones suelen ser los más críticos justamente por el peligro que representan estas aves. Es que incluso una sola corneja succionada por el motor puede causar daños increíbles. Los recursos naturales son los únicos que surten efecto para contrarrestar la invasión de las aves que atacan viñedos, plantaciones frutales, viveros, es decir en todas las zonas en que exista un conflicto entre la naturaleza salvaje y el ser humano. Imaginemos, por un instante, que ahora entra en nuestro cuarto un oso salvaje. No hay manera de que nos acostumbremos a su presencia, ya que el oso está en la cima de la cadena alimentaria. Es idéntica la sensación que experimentan todas las demás aves, ya que las rapaces también están en la cúspide de la cadena .Por esto, en el momento en que aparece un ave de rapiña, inmediatamente cunde un pánico increíble. Así son ahuyentados todos los animales pero esto no significa que alguno de ellos vaya a sufrir daño. El uso con este fin de los halcones es el método más ecologista para proteger de las aves monumentos de la cultura y edificios de importancia histórica y económica. Parece extraño que en el aeropuerto de Sofía no se empleen tales métodos. Se han instalado altavoces en los que se alternan caóticamente chillidos de animales. Ha sido muy curioso observar cómo, funcionando los altavoces, había una corneja posada en uno de éstos y, en proximidad volaban perdices. Esto no hace sino demostrar que la eficiencia es baja, ya que no hay manera de luchar en la naturaleza empleando métodos artificiales inventados por seres humanos.

Fotos: Archivo personal y wikipedia.org