Corteza de tilo doblada formando un círculo, con un fondo de tela de seda o algodón no muy densa, así se hacía antiguamente una criba. Al igual que todos los objetos que tienen que ver con la elaboración del pan, la criba recibe en alto grado su fuerza mágica y su enorme importancia en la vida del búlgaro. Su propio nombre en búlgaro, sito, se relaciona con el significado de saciedad, y de ahí con la posesión y el bienestar. La criba está presente en diferentes costumbres y prácticas rituales, con su ayuda se adivina el porvenir, se hacen y se deshacen magias. En las canciones tradicionales que se interpretan al tamizar ritualmente la harina para los panes de boda, las cribas son siempre de seda, tres o nueve y bailan en las manos de las jóvenes que trabajan con ellas.
En las costumbres de Peperuda (danza ceremonial que se ejecuta para invocar la lluvia) y Lazaruvane (Jornada festiva del Sábado de Lázaro antecedente al Domingo de Ramos para muchachas que una vez convertidas en Lazarka se pueden casar), fiestas femeninas, los dueños de casa brindan a las jovencitas que los visitan una serie de alimentos que colocan en cribas. Del mismo modo se les ofrecen golosinas a los diablillos de carnaval llamados kukeri en sus recorridos rituales por las casas. En algunas canciones interpretadas en Peperuda se recita: “¡Ofrece en una criba, para que la riqueza no se vaya por los huecos! Durante este mismo ritual las dueñas de casa leen la suerte para la cosecha esperada. Cuando las muchachas peperuda(mariposa) salen de la casa, las mujeres hacen rodar la criba. Si se cae con la abertura para arriba, el año será de cosecha abundante.
Si alguna joven casada no ha tenido todavía hijos, entonces al amasar el pan ritual, por ejemplo, por la fiesta de Varvara, en invierno, se hacían magias, nuevamente con la criba. La mujer de más edad de la familia se colocaba junto a la masera y la joven esposa empezaba a tamizar la harina con la criba vuelta al revés. Haciendo esto repetía en letanía: “Como la criba volcada, que se te vuelque la suerte” (o sea, que se acabe la mala suerte y la mujer pueda concebir).
La forma circular es otra razón para que la criba tenga tanta carga simbólica. Como es sabido el círculo significa espacio protegido. Por esto, por ejemplo, colocaban la ropita del recién nacido en una criba, para protegerlo de enfermedades, mal de ojo, etc. A los 40 días de nacido el niño, invitaban a la casa a mujeres allegadas a la familia para comer un pan ritual y dejaban una criba en la que las visitantes colocaban diferentes alimentos. Éstos: cebolla, pimientos rojos, huevos y otros, eran considerados cargados de fuerza protectora y debían asegurar salud y bienestar a la parturienta y al niño. Ponían en la criba también el pedazo del pan ritual destinado a la parturienta, puesto que aunque fuera una migaja de éste debía asegurarle más descendencia. En algunas zonas ponían nueces en la criba y las zarandeaban, para que el niño fuera vivaracho y juguetón.
El mayor papel reservado a la criba es el del rito nupcial. Es el símbolo de la parte femenina de la boda. El sábado anterior al desposorio, las amigas de la novia le llevan al novio en una criba: un cinturón, una camisa, una faja y una toalla. Cuando se le va a afeitar para la boda, colocan delante de él una toalla blanca para la novia y una camisa blanca para él, de nuevo en una criba.
Al amasar los panes para el casamiento, la harina se tamiza simultáneamente en tres cribas, una encima de la otra. En la última harina se introducen los anillos de los novios. Según la creencia popular, son apartados así todos los obstáculos ante los futuros esposos y entre ellos queda sólo lo más puro y lo más sano. En la criba se coloca el pan llamado kosichnik con el que van a buscar a la novia. Cuando los futuros parientes políticos entran en el patio de su casa, la novia mira la procesión a través de una criba e intenta encontrar al novio. Esta es una especie de magia de significado amoroso, se hace para que el esposo sea saciado por ella y también ella lo sea por él.
Se llevan en una criba los granos que se les tiran a los novios. También la suegra regala el pan amasado por ella colocado en una criba. El padrino de boda trae el velo de la novia en una criba, junto con avena, frutas pasas y azúcar. Al quitársele el velo a la novia, después de casada ya, éste se vuelve a guardar en una criba. Este singular objeto está presente igualmente en más momentos del casamiento, desde el propio inicio, hasta el llamado rito del aguardiente dulce (brandy que se bebe por los familiares en el día después de la boda tras saber que la novia era virgen). Uno de los primeras objetos para el hogar que los recién casados compran a la semana de su vida en común es una criba, para que nunca pasen hambre juntos.
Versión en español por María Páchkova
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