La firma mixta Oberthur Fiduciaire S.A., de la que forman parte el Banco Nacional de Bulgaria y la compañía gala Oberthur Fiduciaire SAS ha obtenido del Banco Central Europeo. BCE, la licencia para imprimir billetes de euros. Esto no significa que ya mañana las máquinas de la supermoderna imprenta del banco búlgaro vayan a comenzar a imprimir dinero europeo. Lo que significa es que esta imprenta podrá pugnar por conseguir pedidos que le haga el Banco Central Europeo.
Esta noticia puede ser examinada desde diferentes ángulos. Desde el punto de vista de las tecnologías, la nueva es un reconocimiento de que en Bulgaria existe una imprenta que se ajusta a los requisitos elevadísimos del BCE sobre la calidad de los billetes. Es motivo de prestigio y el Banco Nacional de Bulgaria tiene todo el derecho de enorgullecerse. La noticia es igualmente buena desde el punto de vista de la seguridad. La licencia extendida demuestra que también en Bulgaria es posible acatar las exigencias más rigurosas para la seguridad a la hora de imprimir billetes de banco.
Ahí terminan las cosas positivas y aparece la pregunta ¿Bien, ya podemos imprimir euros, pero podremos adoptar el euro por moneda nacional y cobrar en euros unos sueldos europeos?
La respuesta no es sencilla ni fácil. Es que pese a que billetes europeos seguramente se imprimirán en Bulgaria bajo las narices del búlgaro, la moneda única seguirá siendo para este país una perspectiva tan remota e incierta como no había sido antes. Esto no altera ni un ápice la desgana de ambas partes -Bulgaria y los países de la Eurozona- de hacer algo concreto y propiciar unos primeros pasos hacia la adhesión de Bulgaria a la Eurozona. Entretanto Bulgaria ya ha hecho bastantes cosas en este sentido, una de las cuales, y, quizás la más importante, ha sido la implantación hace veinte años de una cotización fija de la moneda búlgara, la leva, primero respecto al marco alemán, y después, al euro. Esto significa en la práctica que cada santo día dos levas búlgaras equivalen a un euro y ya. En los pagos efectuados en el territorio nacional el euro no está siendo aceptado en todos los ámbitos. Se le acepta muy benevolentemente a la hora de hacer adquisiciones importantes como la compra de un piso o un coche pero en las tiendas de comestibles no aceptarán que uno pague en euros el queso, la leche y la mantequilla que quiera comprar.
Vista de manera meramente formal la implantación del euro en Bulgaria no debería ser problema alguno. Bulgaria se ajusta a todos los criterios de Maastricht para el acceso a la Eurozona. Quedan aún pendientes de ultimar algunos detalles financieros y bancarios pero es por esto que existe precisamente el Mecanismo ERM2, la llamada antesala para el acceso a la Zona del Euro. La práctica mantenida hasta ahora muestra que en esta antesala, los candidatos suelen permanecer dos años, aproximadamente. Es un plazo suficiente para la sincronización total del sistema bancario y financiero búlgaro con el de la Eurozona.
Sin embargo, la realidad es otra y bastante más distinta. Cabe señalar, en primer lugar, que la Eurozona se va volviendo cada vez más cerrada e inhóspita. Se ha comenzado a hablar incluso de institucionalizarla en forma de un núcleo o en una mini UE con sus reglas y competencias propias. Aunque no se llegue a la estructuración de una UE 2, es evidente que a corto plazo no serán admitidos nuevos miembros y, mucho menos, un país como Bulgaria al que se le acusa por todos lados y con cualquier motivo posible de Estado falto de justicia, en el cual la corrupción y la delincuencia organizada campan a sus anchas. Es una prueba de la contención, diplomáticamente dicho, de la UE con respecto a Bulgaria, también la no admisión de este país a la zona Schengen pese a haber cumplido este país todas las condiciones escritas negro sobre blanco para acceder al espacio de libre movimiento de personas.
De todo lo anterior se desprende que tanto geográfica como política y económicamente Bulgaria continúa siendo un país periférico para la UE y que nadie se interesa en especial por sus problemas internos. Por esta razón resulta falto de realismo hablar de que, tras comenzar a imprimir billetes de euros, el Banco Nacional de Bulgaria será capaz de aproximar tangiblemente a este país a los herméticos clubes llamados Schengen y Eurozona.
Versión en español por Mijail Mijailov
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