La abeja es uno de los milagros estupendos de la naturaleza. Su hogar, la colmena, es un modelo de vida bien ordenada, en el cual cada cual conoce sus derechos y sus deberes. La jerarquía es rigurosa y está siendo respetada por todos. La forma de las pequeñas celdas hexagonales ha sido hecha de manera que den cabida a una cantidad máxima de miel, con un gasto mínimo de cera en su factura. Al estudiar la comunicación entre las abejasр el profesor alemánр Karl von Frisch- Premio Nobel de Fisiología y Medicina - llegó a la conclusión de que las abejas para misiones de reconocimiento, ofrecen, en una danza característica en que efectúan círculos y eses, información a las abejas recogedoras sobre el lugar en que están los pastos. Mientras más lenta es la danza más alejada es esa zona.
El ingeniero Ludmil Savov se dedica a la apicultura desde 1984. Al comienzo estudió la vida y los hábitos de estos himenópteros en forma teórica, y actualmente está criando más de 200 enjambres. Es integrante de la Junta Directiva de la Alianza de Apicultores Unidos de Bulgaria. Refiriéndose a las abejas, el ser humano y la naturaleza dice lo siguiente:
Las abejas nos ofrecen alimento y salud por medio de los productos que generan. En la profilaxis médica va encontrando un puesto cada vez más extenso el uso de productos apícolas. En Japón, China, España, a las abejas se le sutiliza también la apicopunctura, un tratamiento moderno y eficaz. En Bulgaria esta terapia aún está en pañales. Si damos por supuesto que el beneficio que generan las abejas para el ser humano y la naturaleza es de un 100 %, los productos apícolas representan apenas un 1,5 % de este beneficio. El 98 % restante es resultado de la potente actividad polinizadora que efectúan las abejas y que ejerce una influencia directa sobre un tercio de los alimentos que consumimos. La polinización es importante tanto para la agricultura como para los ecosistemas y la regeneración de la naturaleza. Es por esto que las abejas desempeñan un papel importante en el equilibrio ecológico del planeta.
Desgraciadamente la población de abejas a escala mundial se encuentra amenazada. El ingeniero Savov explica cuáles son las causas principales por ello, diciendo:
Tenemos, por un lado, la contaminación global del medio ambiente, por otro, la reducción acentuada del alimento básico a escala mundial para las abejas, y también el cambio climático. Se van extendiendo las áreas de cultivos agrícolas tratado con modernos pesticidas y productos químicos. Estos productos eliminan las malas hierbas que son igualmente, cuando florecen, un alimento para las abejas. De esta manera el equilibrio alimentario se reduce drásticamente. Veamos el clima. Hace unos 20 a 30 años existían cuatro estaciones del año claramente delimitadas. En la actualidad, los inviernos se van volviendo cada vez más suaves, con escasas precipitaciones. Los veranos ya suelen ser tórridos y secos. Las abejas se ven forzadas a sobrevivir en este entorno. Últimamente, en el agro se han puesto muy en boga los llamados neonicotinoides. Se trata de 14 tipos de productos químicos obtenidos a base del ácido nicotínico, con los cuales están siendo tratadas las semillas de los cultivos agrícolas con el fin de ahuyentar a las plagas. Sin embargo, además de éstas son repelidas las abejas que suelen libar de las plantas el néctar, el polen y el agua necesarios. Las sustancias nocivas se transmiten, en muy pequeñas concentraciones a los productos apícolas. No se produce una intoxicación inmediata pero al cabo de unos cuantos meses, sobre todo en el invierno cuando son comidos estos alimentos, el respectivo enjambre se debilita y hasta puede perecer.
Hay una película, coproducción anglo-germana, en la que son examinadas las causas por la mortandad de las abejas. Con equipos modernos de radar están siendo vigilados sus trayectos. A unos 500 metros de los enjambres se coloca comida y se vigilan los vuelos de las abejas. Se ha comprobado que, en ausencia de neonicotinoides, las abejas vuelan casi en línea recta desde la fuente de alimentación hasta la colmena. Cuando se usa una concentración incluso ínfima de neonicotinoides, o sea, la que existe en condiciones reales, las abajes llegan a duras penas a la colmena. En ocasiones se extravían y esto se traduce en una reducción de la población, en la desaparición y la muerte de los enjambres.
El ingeniero Savov explica, asimismo, cómo podrían ser superados los problemas relacionados con este fenómeno.
Estudios recientes demuestran que es posible sustituir los neonicotinoides por feromonas, que no son peligrosas para las abejas. El porvenir de la agricultura moderna reside en el empleo de estos productos agrícolas capaces de ahuyentar a las plagas. Otra medida eficaz con vistas a la supervivencia de las abejas consiste en plantar una nueva vegetación, básicamente arbolitos melíferos que refuercen la base alimentaria de las abejas. Paralelamente a esto, es necesario intensificar la aplicación de la medicina veterinaria preventiva en lo tocante a las abejas y suprimir el uso de productos químicos pesados empleados para combatir las plagas parasitarias. Es importante hacer uso de los llamados métodos biológicos para proteger la salud de las abejas.
El ingeniero Savov resume, en conclusión, que el ser humano, como culpable principal por el deteriorado estado de salud de las abejas, puede corregir su actuación para que se conserve esta valiosa especie biológica.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES
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