Hasta el año 2019 la capital de Bulgaria contará con unos 150 a 200 kilómetros de carriles bici. Así lo tiene planeado el Ayuntamiento de Sofía. Sin embargo, ¿será viable este proyecto en las condiciones del entorno urbano ahora existente ?¿Cuáles son las deficiencias de la infraestructura ciclista actual?¿De qué manera podrán ser incentivados los ciudadanos a usar la bicicleta?

Para despejar estas interrogantes hemos recabado la opinión de la arquitecta Petya Petrova, de la Asociación “Veloevolución”.

“Hay que destacar, en primer lugar, que a la infraestructura actual le falta mantenimiento –dice ella– . La infraestructura es casi inexistente en las encrucijadas que, en realidad, son unos de los lugares más peligrosos para los ciclistas. Es en esos cruces donde los ciclistas necesitan fuertemente ser protegidos y tener claridad sobre el lugar por el que deberán cruzar. Cuando un ciclista novel, circulando por una ciclovía, llega a un cruce sin infraestructura se ve metido en una situación arriesgada. Otra de las deficiencias es la angostura de los carriles bici. Afortunadamente, desde octubre del año pasado el Ministerio de Desarrollo Regional y Obras Públicas tiene contemplado en sus actas normativas ampliar las ciclovías”.

Según los cambios, existirán zonas de circulación compartida de peatones, bicicletas y autos, como también de vehículos del transporte público. En estas zonas no se permite circular a una velocidad superior a los 30 kilómetros por hora. Donde sea posible, los trayectos ciclistas se conformarán como sendas bici independientes, separadas del tráfico automotor. Ciclovías independientes se diseñan también para las zonas donde las rutas ciclistas no coinciden con la estructura de la red vial, o sea en parques y jardines.

Desde la Asociación “Veloevolución” sugieren la creación de zonas peatonales con prohibición parcial para la circulación ciclista, algo que se practica también en numerosas ciudades de Europa Occidental.

En las zonas residenciales la implantación de un tráfico sereno, con una limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora, reforzará, sobre todo, la seguridad de los viandantes, opinan desde esta organización no gubernamental.

Según datos del 2010, los ciclistas constituyen un 1% de la totalidad de quienes participan en la circulación vial. El objetivo que se ha planteado el Ayuntamiento de Sofía apunta a triplicar, al menos, este porcentaje hasta el año 2019. ¿Son realistas semejantes expectativas?

”Se trata de un salto importante que reclama una política sostenida –señala la arquitecta Petya Petrova– . Además de en una infraestructura de calidad, habrá que pensar en otras medidas por medio de las cuales fomentar a niños y a adultos a ir a la escuela o al trabajo en bicicleta, incentivar los viajes a cortas distancias montando en bicicleta. La multitud de medidas de mejoras en la infraestructura pueden contribuir notablemente al aumento de este porcentaje si bien es primordial, a mi juicio, el mensaje que el Ayuntamiento de Sofía lanza a los ciudadanos. La ejecución con calidad de las obras de inclinación de las aceras, de formación de cruces viales convenientes forman parte del mensaje de que los ciclistas son personas deseadas en la ciudad”.

Versión en español por Mijail Mijailov