Hoy, 29 de octubre, en la Sala de Conciertos Bulgaria, la Filarmónica de Sofía ofrecerá un concierto compuesto íntegramente por obras búlgaras creadas en el siglo XX. La batuta estará en manos del director invitado Guergán Tzenov (o Guerguan Tsenov, según la transcripción inglesa), residente desde casi dos décadas en EE. UU. Su nombre tuvo resonancia a nivel nacional en 2016 cuando, bajo su dirección, la Orquesta Sinfónica Nueva tocó la Sexta Sinfonía de Vasil Kazandjíev, uno de los exponentes más destacados de la vanguardia musical en Bulgaria. Fue la primera vez que la obra fue presentada al público. A raíz del exitoso estreno, a Guergán Tzenov le llegó la invitación de la Filarmónica de Sofía de componer y dirigir un programa integrado sólo por obras de compositores búlgaros.
Guergán Tsenov nació en la ciudad meridional búlgara de Pázardzhik, donde empezó su actividad musical.
Mi camino de desarrollo es convencional –dice– , es el camino que siguen todos los músicos profesionales en Bulgaria. Empecé en la escuela de arte de mi ciudad natal, luego continué en la Escuela Nacional de Música, Danza y Bellas Artes de Plovdiv, y más tarde, en la Academia Nacional de Música de Sofía con dos especialidades: en piano, con la Prof. Zheni Zajárieva, y en dirección de orquesta, con el Prof. Vasil Kazandjíev. En 1999 fui admitido en la Escuela Juilliard de Nueva York, una de las más prestigiosas de los Estados Unidos. Desde entonces me dedico esencialmente a la dirección orquestal, aunque también intento seguir con el piano. La mayor parte de mi energía la he orientado al conjunto de cámara, Tsenov Chamber Ensemble, que fundé en Nueva York con el principal objetivo de popularizar composiciones de autores búlgaros. Solemos actuar en escenarios prestigiosos, y por eso intento seleccionar un repertorio que presente la cultura musical búlgara de la mejor manera posible. Nuestra actividad va creciendo. Este año por primera vez hemos sido invitados a tomar parte en el Festival del Piano de Nueva York. En colaboración con el Festival interpretamos el Concierto para Orquesta de Cuerdas de Lázar Nikolov, una obra que amo mucho. Puedo decir que la música búlgara es recibida en los Estados Unidos con gran interés.
El concierto de hoy es muy especial para Guergán Tsenov ya que está relacionado con experiencias personales y profesionales inolvidables, y también porque esta será la primera vez que conducirá la Filarmónica de Sofía.
Afortunadamente, el director musical de la Filarmónica de Sofía, Nayden Tódorov, me dio libertad absoluta para elegir el programa, con una sola condición: que sea compuesto de obras búlgaras. Interpretaremos la composición Iluminaciones, de Vasil Kazandjíev. De los tres auitores que elegí su obra es la que mejor conozco. Con Iván Spasov tuve contactos principalmente cuando estudié con él Composición a principios de la década de 1990. Tocaremos sus Canciones de los muertos, una de mis piezas favoritas. Por suerte, solista será nuestra magnífica cantante Tsvetana Bandalovska. Tal vez la obra más difícil, la más filosófica del programa sea la Sinfonía n.° 6, de Konstantín Ilíev. Fue una sorpresa descubrir lo poco que se escribió sobre la creación de los compositores búlgaros. Por ejemplo, sobre la sinfonía de Konstantín Ilíev sólo supe de las historias de sus compañeros contemporáneos. Y eso que los representantes del llamado vanguardismo en Bulgaria disfrutan del respeto de los melómanos en diferentes países.
En Nueva York, Guergán Tsenov se dedica también a la docencia; enseña piano en tres escuelas de música. Dice que el sistema educativo norteamericano se diferencia del búlgaro; los estudiantes escolares y universitarios estudian arte sin hacer planes de una futura carrera profesional en este ámbito.
Soy escéptico respecto de cualquier programa pedagógico que genera talentos a granel. Procuro transmitir a mis alumnos lo que mis maestros me han dado; algunos de ellos siguen apoyándome e inspirándome. He aquí un ejemplo muy actual, relacionado de manera directa con el concierto. Hace algún tiempo nos escribimos con uno de mis profesores de la Escuela de Música, Danza y Bellas Artes de Plovdiv. Al compartir con él que trabajo en el estreno de la Sexta Sinfonía de Vasil Kazandjíev, se puso muy contento y sugirió inter alia que hiciera también la Sexta Sinfonía de Konstantín Ilíev. Pues bien, llegó la oportunidad de hacerlo. Con esa actuación espero poder mostrar de alguna manera mi gratitud a todos mis queridos profesores.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Archivo personal
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