A mediados de noviembre en Sofía tuvo lugar el estreno del espectáculo Ruido urbano, caja negra, de los coreógrafos de Arabesque, Asén Nakov y Filip Milanov, en el que junto a los bailarines de la compañía actúan estudiantes universitarios y de Secundaria. A finales de ese mismo mes fueron presentados los espectáculos galardonados en el concurso que lleva el nombre de la coreógrafa búlgara Margarita Arnaúdova, creadora de la singular fisonomía de la compañía de ballet Arabesque. El concurso, establecido en 1995 por Kalina Bogóeva, una de las más conocidas primeras bailarinas del Ballet Nacional de Bulgaria y pedagoga de ballet y coreógrafa, es uno de los logros más importantes de la troupe ya que, según un requisito del reglamento del concurso, los coreógrafos deben poner sus espectáculos con música búlgara. En los últimos años el concurso se ha convertido en un evento internacional, y los coreógrafos extranjeros también trabajan basándose en la música búlgara.

En diciembre la cartelera de la compañía será dedicada a los clásicos. El público infantil podrá disfrutar de ballets favoritos como El lago de los cisnes, La Cenicienta y El Cascanueces entre otros. En enero se celebrará en Sofía una exposición con fotografías de espectáculos de ballet de Arabesque. En la muestra será presentado el libro 50 instantes de Arabesque, de Mila Iskrenova, coreógrafa de larga data de la compañía, que versa sobre la historia de la misma.

La temporada del 50 aniversario de Arabesque continuará hasta el verano de 2018 con una serie de eventos exclusivos que engloban los máximos éxitos de la compañía de ballet. Pero, ¿cómo consigue la troupe resistir los desafíos a lo largo de los años?

Es un trabajo difícil –confiesa Boryana Sechánova– . Se necesita tener confianza que lo que se hace es lo que se está predestinado a hacer. Arabesque es precisamente ese tipo de compañía de ballet; está predestinada a ser innovadora, estar siempre unos pasos adelante. Gracias a los coreógrafos extranjeros que invitamos nuestros bailarines perfeccionan su técnica moderna. En la compañía se suelen poner espectáculos con música búlgara, compuesta especialmente para obras escénicas. Seguimos nuestra predestinación con entusiasmo, conocimientos y profesionalismo a pesar de las dificultades. Desde 2010 somos parte de la formación Centro Estatal de Música y Ballet, adscrito al Teatro de la Opereta, lo que crea a veces obstáculos administrativos. Por otro lado, empero, gracias al Teatro de la Opereta disponemos de escenario. Estoy feliz de que no sólo los bailarines muestren interés en la compañía. Algunos de los artistas más interesantes provienen del programa de Teatro de Danza de la Academia Nacional de Arte Teatral y Cinematográfico. Tienen una preparación excelente y poseen una inteligencia increíble.

Algunos consideran que la libertad en el ballet moderno lo convierte en un arte más accesible, otros se decantan por la belleza feérica de las producciones clásicas.

El problema de la danza desde siempre ha radicado en su forma de expresión abstracta –opina Boryana Sechánova– . En este sentido el baile se parece a la música; mucha gente evita escuchar música clásica por considerarla distante. La danza no siempre está relacionada con un mensaje concreto. La danza hay que sentirla y disfrutar su impacto emocional. Ella influye en los receptores de la felicidad. Por lo general, la gente baila cuando está muy feliz o enamorada. A todos quienes tienen miedo a profundizar en este arte les diría que no hay nada que temer porque por medio del baile pueden mostrar y compartir sus sentimientos con los demás.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: BGNES