El calendario religioso asigna a San Nicolás Taumaturgo, obispo de Myra, dos celebraciones: una, el 6 de diciembre, y la otra, el 9 de mayo (el llamado San Nicolás de verano). Además, el cuarto día de la semana, jueves, también está dedicado al santo. En el tropario que se suele cantar ese día de la semana a San Nicolás al santo se le llama “canon de fé, e icono de mansedumbre, maestro de abstinencia”. El 6 de diciembre, fecha en que San Nicolás se presentó ante Dios, es una de las mayores festividades ortodoxas, llamada en Bulgaria Nikulden (en español, Día de Nikola).

El santo es venerado también en la tradición búlgara. Según los investigadores, en el folklore su imagen reúne las cualidades de un héroe de fuerza y coraje sobrenaturales, señor de los mares, las aguas y los vientos. Paladín con alas que protege a las personas de los seres maliciosos que habitan los mares y causan tormentas y desgracias.

Son muchos los cuentos folklóricos y las leyendas sobre el santo. Una de esas leyendas está relacionada con sus dos festividades y los celos que éstas despertaron en otro santo, Juan Casiano el Romano, cuya memoria la Iglesia ortodoxa honra el 29 de febrero, o el día 28 en años no bisiestos. En la historia del folklore, registrada por el gran etnógrafo búlgaro Dimítar Marinov en la región de Veliko Tárnovo, en el norte de Bulgaria, figura sólo con el nombre de San Casiano, y su fiesta se celebra una vez cada cuatro años. Se le describe como un chorbadzhi (hombre rico), que viste un abrigo largo forrado de piel de zorro y fuma un chibuk (pipa larga hecha de madera). Se pasa los días sentado en el sofá, donde el viento no le azota, el sol no le quema ni la lluvia le moja.

Se sintió amargado San Casiano de que a él se le celebrara una vez cada cuatro años, y, encima, sin que se le rindieran honores especiales, mientras que San Nicolás tenía asignadas dos fiestas al año. Tomó el santo su chibuk, se echó encima el abrigo forrado de piel de zorro y se fue a ver al Todopoderoso en busca de justicia. “Oh, Dios, ¿acaso es esto justo? –le dijo– . Yo también soy santo como san Nicolás. Mi fiesta es una vez cada cuatro años, y la suya, dos veces al año. ¡Además, se le conmemora con canciones, sacrificios y celebraciones!”

El Señor le dijo que esperara un momento, llamó a un ángel y le ordenó que fuera a buscar a San Nicolás y le dijera que viniese a verle de inmediato. El ángel bajó volando a la tierra para buscar a San Nicolás. Vio el mar, oscuro y rugiendo furioso, y también a San Nicolás salvando barcos y humanos de los elementos. Le transmitió lo que el Señor había ordenado y el santo respondió que iría dentro de poco. Sin embargo, pasó un largo rato antes de que acudiera volando a los aposentos de Dios.

“Perdóneme, Señor, que llegue tarde –dijo– pero he estado luchando con la tormenta–demonio y las tempestades que querían hundir los barcos con sus pasajeros. No debería personarme ante ti calado hasta los huesos y cubierto de fango como lo estoy pero el ángel dijo que tenía que venir enseguida”.

Entonces el Señor se dirigió a San Casiano con las palabras: “¿Ves lo mojado que está San Nicolás? Las fiestas se las ha merecido por empaparse y pugnar con los vientos y las tormentas en aras de salvar los barcos y las vidas humanas, no fui yo quien las estableció. Mientras te quedes sentado todo el día en el sofá fumando la pipa, hasta tu única celebración es de sobra”.

San Casiano se fue avergonzado, y San Nicolás volvió a sus batallas marinas para salvar la gente de los naufragios.

El Día de San Nicolás se prepara una opípara mesa que no se recoge todo el día, y en la que no deben faltar la carpa rellena u otro pescado que tiene escamas, panes rituales dedicados al santo, maíz hervido, trigo o bulgur –alimento elaborado a partir del trigo. En algunas zonas de Bulgaria se prepara ribnik –carpa o cualquier pescado relleno envuelto en masa en forma de pez. Los panes y el pescado se inciensan en la casa por un sacerdote o se llevan a la iglesia.

Dependiendo de la región, así como de las preferencias de los comensales, en la mesa en este día se sirven frijoles, repollo y sarmí –hojas de parra o de col con relleno de arroz. Se suelen entonar canciones que versan sobre el mítico San Nicolás. Las más de las veces le presentan sentado con los otros santos, celebrando un banquete, o herrando al caballo para ir “a una fiesta de la hogaza de pan porque ha nacido el Dios Joven”. Las canciones narran también sus batallas libradas en el mar y de las personas rescatadas que, al ser salvadas, acaban creyendo en Dios y en San Nicolás.

El santo es considerado patrono de los pescadores, los marineros, los viajeros, los comerciantes y los banqueros; es protector de los niños, el hogar y la familia, la propiedad y los animales domésticos. Según algunas fuentes, es señor de los ladrones, los presos, los cerveceros, los toneleros y los farmacéuticos.

En Bulgaria el Día de San Nicolás celebran su onomástica todas las personas de nombre Nikola, Nikolay, Nikolina, Nikoleta, Nina y demás derivados del nombre.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Archivo