El 3 de marzo Bulgaria celebra su Fiesta Nacional: el día de la Liberación del dominio otomano, que fue resultado de la Guerra Ruso-Turca de Liberación de Bulgaria de 1877-1878.
¿Cómo se llegó a la libertad de los búlgaros? La culminación del movimiento búlgaro por la liberación fue el Levantamiento de Abril de 1876. A pesar de que fue sofocado, contribuyó a dar a conocer “el asunto búlgaro” al resto del mundo. Prominentes personalidades europeas se pronunciaron en defensa de los búlgaros: políticos como William Gladstone y Otto von Bismarck, grandes artistas como Víctor Hugo, Dostoievski y Oscar Wilde, y científicos como Darwin y Mendeléyev. La prensa libre revirtió la opinión pública incluso en países dispuestos a apoyar al Imperio Otomano debido a sus intereses geopolíticos. También tuvo gran mérito el esfuerzo del periodista estadounidense Januarius MacGahan, que escribía en el periódico británico “Daily News” y en el estadounidense “New York Herald”.
Rusia vio en la nueva crisis balcánica la posibilidad de recuperar las posiciones en el sudeste de Europa que había perdido tras la fallida Guerra de Crimea. La diplomacia rusa negoció con el resto de Grandes Potencias para garantizarse su neutralidad, aún a costa de una serie de concesiones, y el 24 de abril Rusia declaró la guerra al Imperio Otomano. El 27 de junio, con un desembarco en Svishtov, empezaron las operaciones terrestres en el actual territorio búlgaro.
El modernizado Ejército Otomano era una importante fuerza militar, y la guerra resultó más larga, dura y sangrienta de lo que esperaba originalmente San Petersburgo. El pueblo búlgaro resultó de gran ayuda en la batalla final. Los voluntarios búlgaros participaron en la batalla más importante y fatídica: la heroica defensa del paso de Shipka (conocida como las Termópilas búlgaras) en la Cordillera de los Balcanes en 1877. El ataque contra este paso de montaña era de importancia clave para el Imperio Otomano, pero rusos y búlgaros lograron en esa batalla una victoria histórica.
A finales de 1877, tras otra victoria histórica, en las inmediaciones de la ciudad de Pleven, el Alto Mando ruso planeó una ofensiva general en el sur de Bulgaria a través la Cordillera de los Balcanes, helada e inaccesible en invierno. A pesar de las duras condiciones invernales, la ofensiva considerada imposible fue un éxito gracias a la colaboración de decenas de miles de búlgaros que ayudaron al Ejército Ruso en el trayecto inhumanamente complicado.
Las batallas decisivas de Sofía, Shipka–Shéynovo y Plovdiv llevaron a una victoria militar completa y al Tratado de Paz firmado el 3 de marzo en San Stefano, cerca de Estambul, entre Rusia y el Imperio Otomano, con el que se marcó el comienzo de una Bulgaria libre.
Sin embargo, el acuerdo era preliminar; las decisiones finales las adoptaron las Grandes Potencias en el Congreso de Berlín entre junio y julio de 1878. Los resultados de esta reunión internacional reflejaban hasta cierto punto las concesiones acordadas antes de la guerra. El Principado de Bulgaria (actual norte de Bulgaria y la Provincia de Sofía) obtuvo la independencia real, mientras que el sur de Bulgaria, con centro en Plovdiv, quedó como una provincia autónoma del Imperio Otomano. También quedaron bajo la autoridad del Sultán otras zonas que actualmente son territorio de Bulgaria: la región de Macedonia del Pirin, la montaña Ródope, Strandzha, así como la región de Macedonia del Vardar y el oeste de Tracia, en aquel entonces pobladas principalmente por búlgaros.
En 1879 se adoptó la primera Constitución democrática de Bulgaria, que marcó el comienzo del desarrollo del país como Estado democrático europeo.
Versión en español por Marta Ros
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