Un grupo de aficionados a la montaña decidió celebrar la Unificación de Bulgaria con un trekking de cuatro días en la montaña de Pirin. Su guía autorizado es Dimitar Dimitrov que desde pequeño aprendió a querer la montaña. Primero, por ser de la ciudad de Etropole, donde la gente es dura como la piedra, pese a ser gente tierna, y segundo, porque su madre trabajó en el Museo de Historia Natural y también porque él pasaba sus vacaciones en medio de la naturaleza.
Ya de mayor, Dimitar optó por mostrar a las personas la belleza de Bulgaria, llevándolas a destinos populares y otros no tanto. El 6 de septiembre, él y su grupo tienen por objetivo conquistar el pico Vijren de 2914 m, llamado en el pasado Eltepe o la cumbre de las tormentas de donde se ven las regiones geográficas de Tracia, Mizia y Macedonia las que eran el ideal de los luchadores por la Unificación.
Dimitar busca las cosas que unen a las personas y para él los confines no son horizontales, sino verticales. No dividen y no aíslan a la gente. La inclina a que desarrolle sus habilidades. Un tal límite es la cumbre.
¿Qué clase de personas van a la montaña?
Tienen distinto perfil –dice dimitar–. Se comportan Igual que en el trabajo o en el metro. Lo que las une es que pueden contar con sus propias habilidades y conocimientos. Se ponen de pie y entran en la naturaleza sin tenerle miedo. Con respeto, preparación, experiencia, pero sin miedo. Tienen la voluntad de salir de su zona confortable. Se levantan los sábados por la mañana y en vez de quedarse en la cama, ponen esfuerzos durante todo el día y luego se sienten cansados.
El premio son las vistas que te dejan sin aliento y se sienten satisfechos por haberse superado. En el ser humano está codificado el busc ar su propia identidad y el sentido de la vida. La montaña es uno de los lugares donde los podemos encontrar. Y no son pocos los jóvenes y mayores que tiene la costumbre de subir a la montaña para andar por los senderos bastante bien organizados en Bulgaria.
Nuestra generación puede que aparente ser muy mimada porque a menudo nos alimentamos en lugares de comida rápida, nos dormimos tarde y no nos preocupamos lo suficiente por nuestra salud, a pesar de que los alimentos biológicos y el fitness están de moda. También estamos muy ocupados y estresados. Quizás la gente de al menos dos generaciones antes de la nuestra fuera más enérgica y sobria. Hay que tener en cuenta que en Bulgaria el movimiento turístico nació después de la Liberación.
¿Nuestra debilidad física o las enfermedades son las que nos hacen evitar la montaña?
La montaña frena las enfermedades –dice Dimitar–, que se provocan por factores físicos y síquicos pero las intervenciones quirúrgicas y los medicamentos no curan las razones, sino las consecuencias. Lo mejor es hacer cosas que exalten nuestro espíritu.
Versión en español por Ludmila Sávova
Fotos: Archivo personal
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