La arquitectura de la mezquita Bayraklí no difiere de la de otras construidas en el mismo período; es una casa de oración con un plano cuadrado, está orientada en dirección al sureste, hacia las ciudades sagradas de La Meca y Medina, y tiene un mihrab, nicho para rezar.
De la técnica de construcción se hace obvio que la mezquita es obra de maestros artesanos búlgaros, y por su decoración mural el monumento es único –dice, convencido, Veselín Jadzhiánguelov– . Se puede ver el estilo propio de cada uno de los constructores que han dejado marca duradera. En la década de los años 70, el templo ha sido restaurado. Durante las obras, en el mortero de yeso en la pared fueron descubiertos dos grafitos. En la esquina sureste hay un plano de una iglesia que se parece a la del Monasterio de Rila. Son muchos los investigadores que consideran que los artesanos que construyeron el templo en el Monasterio de Rila, después de la última vez que fuera incendiado, edificaron también la mezquita de Bayraklí. El otro grafito se encuentra en la esquina noroeste. En él están grabados los nombres Iván, Risto y Kosta, que coinciden con los de tres artistas de la época locales: Iván El Iconografista, Jristo Yóvevich y Kosta Valov. De modo que es muy probable que la suntuosa decoración de la mezquita fuera hecha por estos pintores.
Veselín Jadzhiánguelov explica hasta qué punto los rasgos estilísticos del contorno característico del arte cristiano, podrían haber influido en la decoración de la mezquita.
Es eso lo que distingue a este monumento religioso de todos los demás. La decoración típica de las casas de oración musulmanas son las tugras (sellos de sultán con adornos caligráficos), las firmas de sultanes, textos del Corán, figuras geométricas, mientras que la decoración de esta mezquita es exuberante, típica de la ornamentación barroca de los edificios públicos en Europa Central y del Este. Además, hay cruces hábilmente camufladas con elementos florales, lo cual también es una muestra del carácter cristiano de los artistas. Otro elemento que llama la atención es la estrella de David en la cúpula. Su presencia en un templo musulmán se explica por el hecho de que este símbolo solar es conocido desde los albores de la Humanidad, y se le coloca en cualquier edificio de culto. Así que no hay ninguna conexión oculta entre el judaísmo y el islam.
¿Se podría hablar de un gusto artístico común en las religiones, y en especial en el cristianismo y el islam? En opinión de Veselín Jadzhiánguelov, más bien sí.
En esta época tardía del Imperio Otomano, las fronteras estaban abiertas, la gente podía viajar fuera de los confines del Imperio. Los contactos y las relaciones culturales con los países cristianos, que eran más evolucionados, ejercían influencia por medio de sus logros en el arte. Cuando Mehmed Husrev Pasha llegó para la inauguración de la mezquita, los altos dignatarios musulmanes quedaron sorprendidos e indignados de la decoración porque difería de su noción de cómo debía ser ornamentada una casa de oración musulmana. Insistieron en que la decoración fuera borrada por ser obra de infieles, cristianos, y de carácter secular. La belleza del ornato tuvo tal impacto en Mehmed Husrev Pasha –un hombre altamente educado, con una carrera diplomática y militar–, que éste se negó a hacerlo. La única concesión hecha fue eliminar del nicho para rezar el fresco con mezquitas de La Meca y Medina, descubierto durante las obras de restauración. Así que la continuidad no se ha roto. No hay que olvidar que en los hogares de los musulmanes y cristianos más acaudalados existía la tradición de hacer la decoración muy profusa.
Acabada la restauración de la mezquita de Bayraklí, fue decidido transformarla en un recinto donde exponer el patrimonio cultural otomano porque éste tuvo un papel sustancial en la vida y la cultura de Bulgaria, remacha Veselín Jadzhiánguelov.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: bg.wikipedia.org, samokov.info, bgglobe.net
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