En una colina solitaria, proyectando su sombra sobre el río Asénitsa, se erigía una fortaleza inexpugnable. En lo alto, en las temibles rocas, encontraron un puerto seguro tracios, romanos, bizantinos, europeos occidentales, búlgaros, otomanos.
Una Nochebuena, un extraño alcanzado por la tormenta de nieve se refugió junto a la iglesia del fuerte, y vio una misteriosa luz fluir desde el templo mientras el magnífico sonido de la campana llamaba a la misa. La casa de Dios se presentó ante sus ojos en todo su esplendor, como si el tiempo no hubiera dejado en ella sus huellas destructivas. En derredor olía a incienso, y en el templo, los devotos, vestidos con atuendo de épocas pasadas, cantaban himnos en alabanza a Jesucristo. Acabada la misa y después del último Amén, las luces se apagaron y la iglesia recobró su apariencia anterior. Había sido el último oficio religioso de un tal padre Antimos. Medio milenio antes, el Señor se había enojado con él por acortar la liturgia y sentarse a la mesa festiva, rompiendo el ayuno. Como se pasó con la comida, se le reventó el corazón, y Dios lo castigó a oficiar la misma liturgia, en la misma iglesia, a la misma hora, con las mismas personas, pero según los cánones de la fe, durante 500 años.
Es una de las muchas leyendas sobre la Fortaleza de Asén; algunas frisan en la autenticidad histórica, mientras que otras permanecen como lo que son, leyendas.
El fuerte dista dos kilómetros al sur de la ciudad de Asenovgrad, en el sur de Bulgaria. Los primeros en construir su fortificación en la loma rocosa fueron los tracios, y en el siglo VI el emperador romano Justiniano I utilizó la fortaleza para proteger su imperio de las incursiones de tribus eslavas. El edificio cruzó por tres períodos de construcción importantes: en los siglos IX, XI y XIII, antes de que fuera destruido en el siglo XV por los hijos del sultán Bayezid II.
El macizo rocoso en el que se yergue la Fortaleza de Asén ha estado habitado desde tiempos remotos, ya que es una fortificación natural con rocas escarpadas –comenta Iván Dukov, director del Museo de Historia de Asenovgrad– . Los hallazgos revelan que allí hubo una presencia humana desde el Neolítico. Durante la Edad Media, la fortaleza se convirtió en una ciudad fortificada con una ciudadela (castillo), donde residía el gobernante designado por los soberanos de Bulgaria y Bizancio. Lo atestigua la inscripción tallada en la roca, del año 1231, durante el reinado del zar búlgaro Iván–Asén II. La Fortaleza de Asén se sitúa en una importante ruta estratégica y era parte de un sistema de fortificación con sitios similares ubicados alrededor de Asenovgrad y conectados entre sí. Su objetivo principal era defender el paso de la Llanura Tracia Superior al mar Egeo.
En la actualidad, de la fortaleza han sido descubiertos los cimientos de la ciudadela feudal que abarca un complejo de edificios residenciales, una capilla doméstica, dos depósitos de agua y un torreón. Debajo del castillo hay un patio donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de Petrich. Es un edificio de dos plantas bien conservado que es una obra maestra de la arquitectura medieval cristiana, decorada por duchos maestros del pincel, y hoy en día es un templo operante. La iglesia es de una sola nave, un ábside y en su construcción fueron utilizadas diferentes técnicas.
Según algunos expertos en arquitectura medieval, su torre occidental fue edificada más tarde por los cruzados, mientras que según otros, es típica de los templos orientales −explica Iván Dukov− . Sirvió como un campanario y probablemente era usada como atalaya. La iglesia fue decorada tanto por fuera como por dentro, pero durante uno de los terremotos de principios del siglo XX la cúpula se vino abajo. Desafortunadamente, los lugareños no han podido restaurar el techo enseguida, y una gran parte de los murales fueron estropeados por la humedad. En la actualidad, quedan frescos conservados en la torre occidental.
La Fortaleza de Asén con la iglesia de Nuestra Señora de Petrich está incluida en los 100 sitios turísticos nacionales de Bulgaria. A este sitio arqueológico de interés conduce un sendero estrecho. A su izquierda hay muros conservados de hasta cuatro metros de altura.
Versión en español de Daniela Radíchkova
(Fotos: wikipedia.org)
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