Tras la reunión del primer ministro búlgaro Boyko Borisov con el presidente norteamericano Donald Trump, mantenida en los EE.UU. hacia finales del pasado mes de noviembre, se viene notando un dinamismo acelerado en el intercambio político bilateral.
Sólo en el período entre el 8 de enero y el 11 de febrero de 2020, o sea en poco más de un mes, visitaron Sofía tres funcionarios de alto rango de la Administración norteamericana: el subsecretario de Estado adjunto Matthew Boyce, el subsecretario de Estado adjunto para Asuntos Europeos y Eurásicos, Matthew Palmer y Paul Ahern, primer subsecretario adjunto en el Departamento del Tesoro norteamericano. El primero tiene la cartera para Europa Central, el segundo se encarga de los Asuntos Europeos y Eurásicos, y el tercero es el responsable de cara a la cooperación en la lucha con el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Ha sido instituido un foro, inédito en las relaciones hasta ahora entre los dos países, llamado Dialogo Estratégico a Alto Nivel, en el marco del cual las autoridades de los dos Gobiernos pueden mantener consultas en torno a asuntos globales, regionales y bilaterales.
Durante el mismo período estuvo de visita en los EE.UU. la ministra búlgara de Energía, Temenuzhka Petkova, quien ha señalado desde aquel país que Bulgaria reducirá el consumo de gas ruso en un 50%, ya en 2020. Sofía se ha decidido dar este paso pese a que el contrato para los suministros gasistas, pactado con el Gazpromexport ruso expira en 2022, atendiendo las insistentes recomendaciones estadounidenses de que Bulgaria diversifique sus suministros de gas. El descenso en los suministros de gas ruso será compensado por la importación de gas procedente de Azerbaiyán y de gas licuado a través de la conexión gasista con Grecia cuyas obras concluirán este año.
Sobre el telón de fondo de este dinamismo intenso en el intercambio bilateral ha ocurrido un acontecimiento inusual que también ha repercutido en las relaciones con Rusia. El secretario de Estado norteamericano en persona, Mike Pompeo, anunció que al juez del Tribunal Penal Especializado de Bulgaria, Andon Mitalov, se le había impuesto la prohibición de entrar a los EE.UU. por corrupción. El citado magistrado dio permiso recientemente a Nikolay Malinov, acusado de espionaje a favor de Rusia, y presidente del movimiento búlgaro “Rusófilos”, para viajar a Moscú, donde fue condecorado con una medalla por el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
La evolución más reciente que marcan las relaciones de Bulgaria con los EE.UU. no dejan indiferente a Moscú, a juzgar por algunas declaraciones de Anatolii Makarov, embajador de Rusia en Sofía. En rueda de prensa el diplomático ruso se ha mostrado asombrado por la decisión de los EE.UU. de imponerle la mencionada prohibición al juez Andon Mitalov y ha agregado que toda acusación necesita de una demostración. Unas horas después de esa declaración, el subsecretario de Estado adjunto norteamericano Matthew Palmer, manifestaba, entrevistado por la emisora Europa Libre, que EE.UU. se encuentra dispuesto a facilitar a las autoridades búlgaras - cuando sea indispensable - información sobre el caso relacionado con el juez Andon Mitalov. Se nota que tanto Moscú como los EE.UU. observan el caso con atención agudizada.
A una pregunta de los periodistas de si Bulgaria pueda ser un país de la línea del frente en las relaciones entre Rusia y los EE.UU., el embajador ruso en Sofía ha respondido que Rusia no combate en territorio búlgaro ni contra los norteamericanos ni contra cualquier otro país. Al preguntársele si cabe esperar una visita de Vladimir Putin a Bulgaria, Anatolii Makarov ha señalado que tal visita tendría razón de ser si se vinculara con la firma de acuerdos y proyectos concretos, que deben ser preparados.
Así, de manera indirecta, también el embajador ha reconocido que últimamente en los contactos búlgaro-rusos no se ha producido una evolución positiva notable. Sin embargo, posiblemente cabe esperar una tal evolución ya que Makarov ha añadido que se está pensando en una visita a Bulgaria de Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia. Cuando en las relaciones entre dos países se han acumulado problemas y no hay una evolución positiva, resulta lógico buscar soluciones por la vía diplomática.
Versión en español por Mijail Mijailov
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