La historia de Radio Nacional de Bulgaria aún no ha sido explorada por completo y sigue sorprendiendo 85 años después de la fundación de este ente. Prueba de ello son los nuevos hechos y circunstancias del pasado de la institución pública, recogidos en el documental De la ciudad al mundo, de Polya Stáncheva, directora general del medio informativo del año 2001 al 2007. Es una especie de secuela de su otra película, titulada Plomo contra el verbo, del año 2016, realizada con motivo del 80 aniversario del medio público electrónico más antiguo de Bulgaria.
Uno de los datos curiosos revelados en el nuevo documental es que la red radial que existió hasta los años 30 del siglo pasado era mucho más extensa de lo que se conocía hasta ahora, porque cabían en ella tanto los transmisores de Varna, Stara Zagora y Sofía, como Radio Scopie, que transmitía en lengua búlgara durante la Segunda Guerra Mundial (1941−1944).
También existió la idea de tender un puente radial entre las ciudades de Varna, en la costa búlgara del mar Negro, y Sebastopol, en el litoral suroccidental de la península de Crimea – dice la autora del documental −. Lamentablemente, aquella idea no cuajó, pero sí se instalaron los transmisores en la costa del mar Negro: uno estaba en las afueras de la aldea búlgara de Kamenar, y otro iba montado a bordo del buque Nadezhda. Más tarde se comprobaría que habían desempeñado un papel decisivo durante la Guerra Balcánica (1912−1913), ya que gracias a estas instalaciones los búlgaros conseguían captar la información que se filtraba del cuartel general del Ejército turco. Otro hecho curioso es que el torpedero búlgaro Drazki hundiría el crucero turco Hamidiye con la asistencia del Nadezhda, pero no lo hizo con sus cañones sino por medio de la radiocomunicación a bordo de este buque, que interfería la comunicación con el Estado Mayor turco.
En palabras de Polya Stáncheva, aquel suceso no se quedó sin castigo: en virtud de la firma del Tratado de Paz de Neuilly en noviembre de 1919, Bulgaria perdió su derecho de disponer de radioemisora propia. La prohibición permaneció en vigor hasta el año 1927, cuando se iniciaron los primeros intentos de transmisión radial, y en la última semana de noviembre de 1929 resonó el emblemático indicativo “Allo, allo, aquí Radio Sofía”.
Pese a las vicisitudes de la historia, ya desde sus comienzos, un 25 de enero de 1935, después de quedar autorizada por decreto del zar Boris III, Radio Nacional de Bulgaria no ha dejado de cumplir su misión pública: ofrecer información rápida, fiable y útil a sus oyentes.
Radio Nacional fue creada como medio informativo europeo moderno que se ajustaba a los requisitos de la época –resalta Polya Stáncheva−. Hasta la actualidad la Emisora nunca ha ido tras los vencedores, eran éstos los que se empeñaban en conseguir su atención. Creo que esta es una de las fórmulas que se aplican con éxito incluso hoy en día.
En cuanto al papel y el lugar de Radio Bulgaria dentro de la gran variedad de programas de Radio Nacional, la exdirectora general ha comentado que para ella la radio no tiene fronteras y con la ayuda de las tecnologías digitales modernas los oyentes pueden llegar a todos los rincones del planeta en un puñado de segundos.
Radio Bulgaria se puede escuchar en todo el mundo ya que habla en varios idiomas, y esto ha de continuar. El programa internacional tiene un importante valor, porque ya en 1935 Radio Varna fue la primera en transmitir en francés. La estación de radio Elza (nombre por el que se conoce el transmisor de radiotelegrafía LZA), de la que Radio Bulgaria es sucesora, transmitía breves noticieros en esperanto, y desde 1937 se le fueron sumando programas en francés, alemán, inglés e italiano. Desde aquel momento la Emisora no ha dejado de enriquecer su abanico de idiomas en los que se dirige al mundo.
Versión en español de Daniela Radíchkova
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