Hay una aldea en la porción oriental del macizo del Ródope (sur de Bulgaria), del que lagente local afirma que es el asentamiento con mayor número de cigüeñasenel país. No hay pruebas contundentes de si esto sea verdad o no, pero lo cierto es que los primeros representantes de la especie cigüeña blancaya están allí y preparan los nidos para su futuradescendencia.
La aldea de Zvínitsa –llamada así por el nombre del segundo hijo del khan búlgaro Omurtag (814–831)– se sitúa en una región semiserrana y desde siempre ha tenido la fama de dar cobijo a una numerosa población de cigüeñas. El mayor número reportado por los ornitólogos allí hasta la fecha es de 280. En el pueblo hay 68 nidos de cigüeñas de los que cuidan todos: gobierno local y vecinos.

“Son las primeras cigüeñas este año, y nos recuerdan que se acerca la primavera –dice el alcalde de Zvínitsa, Nevzat Veli– . Primero llegan los machos para preparar el nido, sólo entonces arriban las hembras.Las cigüeñas nacidas el año pasado regresan al nido en el que crecieron, pero cuando está ocupado, buscan otro lugar para quedarse.Recuerdo que cuando iba a la escuela –de eso hace unos cincuenta años–, había un olmo y sólo un nido en él. Con el tiempo, la población de cigüeñas ha ido creciendo. De hecho, prefieren lugares como el nuestro, donde hay tierra negra y fértil yáreas acuaticas, y esas abundan alrededor proporcionándoles comida. Curiosamente, en los pueblos vecinos hay muchas menos cigüeñas”.
Para los habitantes de Zvínitsa las cigüeñas son símbolo de suerte y de prosperidad. También afirman que protegen al pueblo de los desastres naturales y los cataclismos. Les tienen cariño y disfrutan de su presencia y cada uno espera a “su propia” cigüeña, la que anida cerca de su casa.

“Las aves se dan cuenta de este cariño y lo corresponden –explica el alcalde Nevzat Veli– .
Viven cerca de la gente, ven nuestra actitud humana para con ellas y confían en nosotros.Casi todos los años encontramos una cigüeña cría que ha caído del nido. En tales casosllamamos a la Federación Ambiental Balkanes Verdes y, conla asistencia de la Inspección Regional de Salud, en la ciudaddeJáskovo, la cría es transportada al Centro de Vida Silvestre en Stara Zagora, donde se ocupan de ella.Hace unos años, una cigüeña pasó todo el verano en el patio de mí casa; tenía un ala rota.Sin embargo, cuando las demás alzaron el vuelorumbo a los países calientes, empezó a ponerse inquieta y un día escapó; posiblemente habíamos olvidado abierta la puerta. La encontramos en las afueras de la aldea. La Fundación Balkanes Verdes tomó cuidado de ella”.
En cada poste eléctrico de Zvínitsa hay un nido de cigüeñas. El año pasado, con los esfuerzos conjuntos del alcalde y la compañía de electricidad, fueron construidas plataformas para que los nidosde las aves fueran más estables.
“Nos ponemos contentos cuando las vemos, traen consigo la suerte. En la aldea no caen granizadas, nos protegen de los desastres naturales”, dice Hatice, vecina de Zvínitsa.

La convivencia entre los humanos y las cigüeñas continuará hasta mediados o finales de agosto, cuando las hermosas aves se reunirán en el campo al final del pueblo para iniciar su periplo al Sur, y los lugareños se quedarán esperando su regreso la próxima primavera.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Bozhidar Cholakov
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