Los comentarios en los círculos económicos de Bulgaria, hace una quincena de días, versaban sobre crecimiento económico, contratación de nuevos trabajadores, exportaciones e importaciones, precios y transporte, inversiones y subidas salariales. En sólo una decena de días la pandemia de coronavirus lo ha alterado todo. De lo que ahora se está hablando es de recesión y de encogimiento de la producción y el consumo, de nuevas deudas de las empresas y de todo el Estado, del paro que se disparará, de quiebras multitudinarias y cierre forzoso de empresas.
Es lo que han hecho ya algunas de las compañías más influyentes del país. La planta armamentista búlgara más veterana, “Arsenal”, de la ciudad de Sopot, que es a la vez empleador privado más importante en el país, con una plantilla de 9 500 trabajadores y empleados, ha cerrado sus puertas tras poner a los mismos de vacaciones. Han hecho otro tanto las minas hulleras más grandes en Bulgaria del complejo “Maritsa -Este” pero sus directivos han asegurado que sus centrales eléctricas a carbón no confrontarán problemas y contarán con combustible vara varios años.
Parece peor aún la situación en el sector turístico, en el que se producirán en breve quiebras de agencias turísticas y de hoteles, porque el turismo genera casi un 14% del PIB de Bulgaria. Similar suerte van a correr las empresas transportistas, imposibilitadas de efectuar entregas, debido a las fronteras bloqueadas en casi toda Europa. No hace mucho el consumo interno era el motor principal del crecimiento económico, que en 2019 llegó al 3,5%, con participación sustancial en tal aumento de las exportaciones. A estas alturas el consumo interno se ve dificultado por las limitaciones en el funcionamiento de los comercios y el traslado y aglomeración de la gente en un lugar.
En lo tocante a los problemas que afrontan las exportaciones búlgaras basta destacar que Italia, el país más dramáticamente golpeado por el COVID-19., es el segundo socio comercial más importante de Bulgaria en el ámbito comunitario.Cabe sumar a lo anterior el sector de los servicios, el automovilístico y el del comercio. En los últimos meses las ventas de coches nuevos en Bulgaria han bajado nada menos que un 30%. Sorprendentemente, también ha sido perjudicado el comercio electrónico cuyas ventas ahora apenas llegan al 30 o 40% de la facturación que habían tenido antes de la crisis. Se esperan otras dificultades para la Empresa nacional y, como ha alertado el jefe de Estado, Rumen Radev, la crisis económica y social puede transformarse en una crisis humanitaria para miles de búlgaros. Lo reconoce también el primer ministro búlgaro, Boyko Borisov, quien ha señalado ya la existencia de un déficit presupuestario de 1 700 millones de euros. Diputados, expertos económicos, han vaticinado una bajada del PIB, cuya expresión monetaria sería, en 2020, del orden de más de 2 500 millones de euros.
Las autoridades intentan tomar medidas para mitigar la crisis y salvar a las personas más fuertemente golpeadas. El Ejecutivo se propone correr durante tres meses con los gastos aportando un 60% de los salarios de los trabajadores y funcionarios cuyas rentas se han visto lesionadas por el estado de alerta nacional. El Banco Central de Bulgaria se ha esforzado en mantener la estabilidad y la liquidez de la banca nacional, por medio de un paquete de medidas de 4 600 millones de euros. Sin embargo, una disposición de la Ley del Estado de Alarma, que quedó aprobada de manera exprés el pasado viernes, ha desatado la ira de los empresarios búlgaros. Esta medida contempla congelar los precios al nivel de la media aritmética de éstos en los últimos tres meses, y ello, según los hombres de negocios, provocará el resurgir del mercado negro.
Suscribe esta opinión también el ministro búlgaro de Finanzas, Vladislav Goranov, Tras atender los argumentos de los empresarios, el presidente de Bulgaria, Rumen Radev, ha impuesto un veto parcial a la citada ley mientras que el primer ministro, Boyko Borisov, ha mostrado expectativas de que el Parlamento haga los reajustes indispensables del documento.
Sobre este telón de fondo bastante sombrío, las previsiones del prestigioso Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena de un crecimiento, aunque pequeño, de un 1,4%, suenan como consuelo y aliento pero los expertos búlgaros están trazando escenarios apocalípticos conforme los cuales la recesión económica será más dura que la crisis de los años 90, cuando la disminución en la esfera económica era de más de 30 % al año. El Ministerio de Finanzas de Bulgaria ha plasmado en el Presupuesto 2020 un crecimiento del PIB de un 3,4%, porcentaje que, obviamente, no será logrado. Resta por ver cómo los empresarios búlgaros podrán ir superando las inminentes duras pruebas y si serán capaces de hacer gala de la madurez y la adaptabilidad indispensables en medio de las nuevas condiciones.
Versión en español por Mijail Mijailov
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