Es indiscutible la contribución que los bosques tienen a la calidad de vida de la humanidad. En Islandia, se ha llegado incluso a exhortar a los habitantes del país a abrazar los árboles para sobreponerse al confinamiento causado por la pandemia de Covid−19. Los bosques y las áreas forestales en la Unión Europea se extienden sobre 182 millones de hectáreas, equivalentes a un 5% de su total mundial. Suecia es el país campeón por sus 30.500.000 hectáreas de áreas forestadas. Se sitúa tras de ella España con 27.600.000 hectáreas. En el extremo opuesto está Malta, con bosques que ocupan apenas un 1,1 % de su territorio.
Según datos de la Agencia Ejecutiva de Recursos Forestales, el área total de los territorios boscosos de Bulgaria es de 3.800.000 hectáreas, al ocupar casi el 30% del territorio del país. Integran esta riqueza una treintena de especies arbóreas. El árbol más viejo de Bulgaria es un roble de más de 1.600 años, pero los árboles seculares en el país son unos 2.300.
La mencionada agencia ha registrado un aumento del área total de las extensiones boscosas. Desde el año 1960 hasta la fecha estas áreas se han incrementado en más de 600.000 hectáreas. Ha contribuido a ello, por cierto, la campaña de repoblación forestal promovida por Nikola Rajnev. Desde hace 8 años, esta campaña se ha propuesto la forestación por voluntarios de un millón de árboles. Se espera que la meta quede cumplida este otoño, pues los árboles plantados hasta ahora suman 902.000.
La forma más fácil de entender algo verdaderamente y en profundidad es vivirlo. Después de nuestras actividades, la gente se va transformada. Los niños que participan en iniciativas nuestras de plantación de arbolitos o que cuidan de un árbol propio podrán resultar en el futuro el motor de una positiva transformación.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cada año desaparecen 130.000 kilómetros cuadrados de los bosques mundiales a causa de la deforestación. Al mismo tiempo, hay en el mundo más de 1.000 millones de áreas forestales destruidas o degradadas que se pueden regenerar.
Los conocimientos de los búlgaros en materia ambiental han ido aumentando en los últimos años −opina, categórico, Nikola Rajnev− . Esto es una función lógica del hecho de que a escala mundial la atención por la naturaleza se ha ido reforzando. Entre las causas que motivan esta atención están el cambio climático, los desastres naturales e incluso la pandemia actual. Nuestra sociedad en su conjunto está evolucionando y las cosas van cambiando en lo cuantitativo y lo cualitativo.
Plantar un árbol hace a la gente más responsable con el mundo, opina Nikola Rajnev. En el transcurso del tiempo, el número de quienes desean incorporarse a las campañas de forestación va creciendo. Estas personas no tienen un perfil definido, pues participan representantes muy diversos de la sociedad, pero su denominador común es que son ”buena gente”, dice Rajnev.
Los más jóvenes son los más curiosos, buscan obtener mayores conocimientos, y el acceso a éstos se ha vuelto cada vez más fácil. El participante de más corta edad en nuestra campaña fue un bebé de 9 días, acompañado, lógicamente, por sus padres. Han participado también personas mayores de 90 años de edad. Los participantes son de origen, estatus social y profesiones muy variado.
A pesar de que para Nikola Rajnev todo árbol talado es un desastre, dice él que el problema ambiental más grave para Bulgaria no es la tala ilegal, sino la contaminación del aire y los suelos, como también la provocada por los hogares y la industria. A su juicio, las clases impartidas sobre el tema actualmente, en el marco de algunas asignaturas escolares, resultan insuficientes.
Si les tendemos una mano a los niños, los estudiantes y los jóvenes, ofreciéndoles la oportunidad y el conocimiento para tener un modo de vida respetuoso con el medio ambiente, dentro de unas décadas ellos podrán edificar una sociedad capaz de solventar todos los problemas para los cuales nosotros ahora no tenemos solución.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: gorata.bg
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