El 6 de septiembre Bulgaria conmemora el 135 aniversario de la Unificación del Principado de Bulgaria y Rumelia Oriental, una provincia autónoma en las fronteras del Imperio Otomano. La prehistoria de este memorable acontecimiento para los búlgaros se remonta a 1878, año en que las tierras búlgaras fueron liberadas después de la asoladora guerra entre Rusia y el Imperio Otomano. En virtud del Tratado pacífico firmado el 3 de marzo, en la Bulgaria libre quedaban los territorios del extenso Exarcado búlgaro, reconocido por la Puerta Sublime como eclesiásticamente independiente y poblado de búlgaros étnicos.
La alegría de los búlgaros era breve ya que este Tratado era formal. El Imperio Ruso ya había dado su consentimiento para que el destino de la recién liberada Bulgaria fuera resuelto con la participación del resto de las Grandes Potencias de Europa. Esto sucedió en julio de 1878 en el Congreso de Berlín que no contó con la presencia de ningún búlgaro. Las tierras búlgaras fueron divididas en varias porciones. El norte de Bulgaria y la provincia de Sofía pasaron a formar parte del Principado de Bulgaria. A Rumelia Oriental con centro en Plovdiv le fue dado el estatuto de provincia autónoma en el Imperio Otomano. Macedonia, Tracia de Edirne y los Ródopes fueron devueltos al sultán.
Los búlgaros no se desalentaron y comenzaron una lucha que en Rumelia Oriental fue librada de una manera sumamente pacífica, con mítines en masa y mensajes a los países europeos. Aquellas acciones surtieron resultados: el gobernador general de Rumelia Oriental, designado por el sultán, tendría que ser búlgaro y no se permitiría el acceso de tropas otomanas a su territorio. La provincia autónoma disponía asimismo de un cuerpo de defensa, policía y gendarmería, capitaneados por oficiales búlgaros. Todo ello era una importante premisa para una evolución de los acontecimientos favorable a la Unificación.
Más detalles de este momento histórico y de los legados a la nación búlgara pueden ver en este enlace.
Se les llama próceres porque despiertan el espíritu búlgaro y el orgullo nacional. Encienden la chispa de la autoconciencia y la pertenencia a la comunidad búlgara, inspiran la fe y ahuyentan el desánimo, para unir a los búlgaros en la creación y..
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