El mundo actual está vinculado de una manera indisoluble con las tecnologías y un número cada vez mayor de niños utilizan los dispositivos electrónicos sea para sus necesidades escolares o para divertirse. Es lo que muestra, asimismo, la estadística en Bulgaria, que en los últimos dos años es motivo de preocupación.

“Según los últimos datos, el 83% de los menores búlgaros pasan su tiempo viendo activa y pasivamente la pantalla del dispositivo. Durante los días festivos utilizan la pantalla al menos 2 horas al día y durante el resto de la semana pasan un 48% de su tiempo en el mundo virtual, lo cual supera la recomendable dosis pediátrica”, señala Yana Ilcheva, logopeda, consultora y terapeuta que trabaja con niños que tienen problemas con el desarrollo. 

El retraso en el desarrollo del habla, los trastornos del estado emocional y de la concentración, los casos más frecuentes de violencia constituyen solo parte de los problemas que surgen a consecuencia del uso de los dispositivos electrónicos por los niños. ¿Es tan grave la situación? 

“Sí, todo esto es un proceso interconectado cuyas bases se sientan en la más tierna edad. La pantalla ralentiza el desarrollo del habla y las destrezas comunicativas no pueden desarrollarse. Para los niños es de suma importancia el juego real, que da experiencia vital, fomenta la imaginación, la madurez emocional y la concienciación”, explica Yana Ilcheva y alude ejemplos de su práctica de lo contrario: de menores que no saben ojear las páginas del libro, sino que deslizan los dedos por la hoja o de niños que no han forjado su identidad y se personifican con un protagonista de las películas animadas. No es casual que en los últimos años hayan aparecido términos como “síndrome de visión informática” y “generación de los excluidos”.

“A consecuencia del excesivo uso de dispositivos electrónicos el sistema nervioso resulta hiperestimulado, se alteran los procesos bioquímicos en el cerebro y no se construyen las conexiones neuronal correctas. No se desarrolla la memoria operativa ni el pensamiento creativo. Lamentablemente, un número cada vez mayor de niños afrontan problemas cognitivos y educativos”, señala Yana Ilcheva.

El año pasado los niños en Bulgaria terminaron el año escolar a distancia y en estos momentos los alumnos de la secundaria todavía estudian en línea. ¿Cómo afectará la educación a distancia a los niños búlgaros? 

“Está por analizar las consecuencias en profundidad. El aislamiento y el tiempo pasado frente a la pantalla perjudican más a los párvulos y a los niños que tienen problemas de desarrollo. Son cada vez más frecuentes las dificultades en el proceso docente, ya que los alumnos se rezagan con el aprendizaje del material. En lo que se refiere a las destrezas sociales, creo que los menores podrán avanzar regresando a clase. En el futuro se dejarán sentir cada vez más las dificultades en la concentración, el comportamiento, la atención auditiva, la motorización fina. A mi juicio, las consecuencias se sentirán más que nada en el ámbito psicológico y en el proceso”, opina Yana Ilcheva. 

Las tecnologías limitan la integración sensorial, los lazos vivos, la sensación de comunicación real, la movilidad. Sin embargo, pueden ser un apoyo adicional si se dosifican y enfocan de una manera correcta.

“Hay muchos canales educativos y aplicaciones que respaldan el proceso docente y que pueden ser utilizados como vías de una comunicación alternativa. No podemos alejar los niños de las tecnologías ya que todos dependemos de éstas en alguna manera. Las tecnologías, sin embargo, no pueden y no deben sustituir los acontecimientos reales en la vida, la comunicación, las destrezas prácticas y las necesidades”, es categórica Yana Ilcheva.

Versión en español de Hristina Taseva 

Fotos: Veselina Kiricheva, archivo personal, BGNES