Más de medio centenar de dibujos-grafitis de siete siglos de antiguedad han visto la luz en exploraciones hechas en el castillo de la villa medieval de Rusocastro. Aparecen pintados en las paredes del depósito de agua pluvial, y algunos de estos dibujos llegan a tener 30 centímetros de largo por 25 de alto.
La fortaleza Rusocastro se construyó en el terreno de un antiguo santuario tracio en la zona de la montaña Strandzha, en el sureste de Bulgaria. Cobró notoriedad por haber sido en el año 1332 escenario de una grandiosa batalla que concluiría con el triunfo del zar búlgaro Iván Alexander sobre las huestes bizantinas capitaneadas por el emperador Andrónico III Paleólogo. La fortaleza quedó arrasada en las Incursiones otomanas, en el año 1443. Lleva años siendo explorada y los dibujos descubiertos hace unos días, arrojan nueva luz sobre los avatares de su destino.
Milén Nikolov, que preside las excavaciones y es el director del Museo Regional de Historia de Burgás, no disimula su emoción al referirse a los magníficos dibujos con los que se topara su equipo mientras exploraba el depósito para agua pluvial de la fortaleza:
“Se trata, principalmente, de dibujos de animales, entre corzas, venados, caballos, burros. Hay también gran cantidad de aves y, desde luego, dibujos de jinetes, de cruces. También hemos encontrado una inscripción, y unos barcos, magníficos. Son tres y uno de ellos es maravilloso”.
Hay más y más dibujos, y así en las paredes de este depósito se ven imágenes de sierpes, de un pulpo, de monstruos marinos fabulosos y seres mitológicos. Se va a evaluar en los próximos días si estos dibujos recrean una narración folclórica coherente o bien se trata de dibujos sin relación entre sí. Los grafitis se habrían hecho con un objeto metálico cortante, directamente sobre el revoque del depósito:
“Estos dibujos presentan la vida viviente. Los autores de esos dibujos iban pintando cosas que veían en su alrededor. Es una cultura popular”, dice Milén Nikolov.
Los dibujos de Rusocastro son de extraordinaria valía, puesto que reflejan la cosmovisión y la cultura espiritual de la gente llana durante la Edad Media. No es una cultura elitista como lo eran las iglesias y los edificios imponentes, construidos por el zar y los representantes más encumbrados de la aristocracia de la época, dicen unánimes los arqueólogos. En este caso concreto las imágenes son sendos reflejos de la cosmovisión de quienes poblaban las tierras de Bulgaria.
El depósito para almacenar agua pluvial, en cuyas paredes aparecen los dibujos, fue construido a finales del siglo XIII, época a la que también se remontan los dibujos. Imágenes similares se han descubierto en Nesébar, en las iglesias de Santa Sofía y de la Santa Madre de Dios Perivleptos, en Ojrida, al igual que en algunas cuevas y monasterios rupestres en el noroeste de Bulgaria. Sin embargo, el mayor número de tales dibujos ha sido comprobado en Pliska y Veliki Preslav, antiguas capitales de Bulgaria, donde los mismos suman casi 190.
Ahora los dibujos de Rusocastro están siendo afianzados y están siendo sometidos a una restauración para que cuenten con una máxima protección en la temporada de invierno.
Adaptado por Veneta Nikólova en base a una entrevista de Stefka Bakardzhíeva de le emisora regional de Radio Nacional de Bulgaria en Burgás
Versión en español por Mijail Mijailov
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