Después de dos años de restricciones y prohibiciones a causa de la pandemia, con ganas de protestar o sintiendo ira o miedo ante las horrorosas noticias de la guerra en Ucrania, hoy más que nunca tenemos la necesidad de apoyarnos en la fe. Nos damos cuenta como nunca antes de los lazos invisibles que nos unen, independientemente en qué punto del planeta vivimos, cuál es el estatus que tenemos en la sociedad, si somos creyentes o ateos. Este es “el sabor” que tienen las fiestas en los últimos años, así celebramos también la Anunciación de la Virgen, el día en que el Arcángel Gabriel anunció a la Virgen María que dará a luz al Redentor de la humanidad.
Se trata de una de las fiestas religiosas más preclaras que homenajean todas las principales denominaciones cristianas y es considerada como día de la madre y de la maternidad. La Anunciación es un motivo más para abrir nuestros corazones y mostrar nuestra compasión hacia los niños sin padres, las personas que sufren y que se han visto obligadas a abandonar su patria.
En los templos ortodoxos por tradición suenan cánticos que glorifican a la Virgen María. Con gratitud y confianza en la caridad de la Madre de Dios los creyentes dirigen sus oraciones pidiendo salvación, protección de las tentaciones del diablo, salud, bienestar, paz y amor entre las personas.
El pueblo búlgaro creía que el día de la Anunciación el oso despierta de su sueño y es el primer día en que las culebras salen de sus guaridas. Hasta hoy en día en algunas aldeas se lleva a cabo el rito de dar una vuelta alrededor de la casa y el patio. Participan en esta costumbre sobre todo mujeres y niños que haciendo ruido con todo tipo de objetos de metal ahuyentan a reptiles y otras plagas diciendo: “Huyen culebras y lagartos para que pueda llegar el día de la Anunciación”. Otra costumbre es echar la basura de la limpieza primaveral en la madrugada del día de la Anunciación.
Se encienden fogatas sobre las cuales deben saltar todos tratando de ahumar bien sus pies, ya que se creía que esto protege de mordeduras de serpientes en verano. Se dice que este día los tesoros enterrados irradian una llama azul y esto es motivo de muchos chistes con los buscadores de tesoros. El día de la Anunciación los apicultores dejan libres a las abejas para que sea dulce la miel. En la mesa festiva debe servirse un plato de pescado, una hogaza y miel.
Es la onomástica de todos quienes llevan los nombres de Blaga, Blago, Blagovest, Blagovest, Blagoy, etc.
Versión al español de Hristina Táseva
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