Todo indica que Bulgaria registrará un verano exitoso pese a la pandemia que dura más de dos años y a pesar de la guerra en Ucrania que incrementa la sensación de imprevisibilidad en el sector. Desde el Instituto de Análisis y Valoraciones en el Turismo, sin embargo, se espera que 9 millones de personas (un millón y medio más que el verano pasado) opten por el litoral búlgaro del mar Negro para veranear.
Sobre el telón de fondo de los pronósticos optimistas, lo que despierta preocupación es el crecimiento indomable de los precios del combustible, la electricidad y los alimentos. Los gastos para las vacaciones este año han aumentado considerablemente. Si en el verano de 2021 el valor promedio de las vacaciones de una semana en la costa para una familia de cuatro miembros era de unos 850 euros, ahora el precio alcanza los 1.200 euros. Este año unas vacaciones de siete días salen unos 150 euros más caras por persona.
Todo depende de la categoría del hotel y de si la reserva se ha hecho en plena temporada o antes de su inicio. Han aumentado un 20-30% los precios de los paquetes turísticos en Slanchev Briag (Costa del Sol), informó hace pocos días Teodor Pastarmadzhíev, director de la Junta Directiva de los Propietarios en Slanchev Briag, en una entrevista para Radio Bulgaria.
Entre un 10 a 20% más caras saldrán las vacaciones en la costa norte del mar Negro, señala Pavlín Kosev, presidente de la Asociación de Restauradores y Hosteleros de la ciudad de Varna.
“Hacemos todo lo posible para equilibrar los precios con unos búferes que hemos acumulado para optimizar los gastos y evitar que el encarecimiento de los precios afecte directamente al turista, ya que el encarecimiento brusco de los paquetes turísticos no nos interesa”, dice categórico Pavlín Kosev.
A su juicio, los paquetes ofertados para practicar turismo organizado se acuerdan con los socios extranjeros con al menos un año de anticipación. “No podemos elevar los precios a nuestro antojo, porque ya figuramos en sus catálogos”, dice Kosev y agrega:
“Con algunos de nuestros socios hemos logrado pactar los nuevos precios pero con otros socios, que ya han vendido paquetes y servicios nuestros a los precios antiguos no hemos podido hacerlo. La situación es muy dinámica”.
Si durante los últimos dos veranos los precios de las sombrillas y las tumbonas se alquilaban a precios simbólicos, ahora la sombra en proximidad a las olas del mar puede costar bastante. Por ejemplo, el precio de un parasol y dos tumbonas comienza desde los 15 euros. En algunos lugares la comodidad en la playa tiene el precio de una pernoctación en un hotel.
La gente que dispone de un presupuesto más humilde opta por los campings. Sin embargo, los precios allí también han crecido. En el emblemático camping Gradina (Jardín) este verano los precios de las pernoctaciones han crecido un 10 %.
¿Qué podemos decir de los gastos para los alimentos, que representan una parte esencial del presupuesto vacacional?
Los primeros veraneantes este verano señalan que ha aumentado el precio de tradicionales platos de la costa como el pescado, las albóndigas y las ensaladas. Según información facilitada de amigos de Radio Bulgaria, en la playa de Veleka, cerca de la ciudad de Sinemorets, en la costa sur del mar Negro, el jugo fresco de naranja cuesta 4.5 euros y la cerveza, 3.5 euros. Se trata de precios al margen de la temporada activa. En agosto se espera que aumenten aún más.
A pesar de todo parece que los búlgaros no van a renunciar de sus vacaciones, independientemente del precio que deberán pagar. Algunos toman préstamos para poder descansar al menos en la costa búlgara del mar Negro. A juzgar por el interés de los veraneantes extranjeros, se puede decir que los precios no han repelido a este segmento de los turistas. Se esperan en Bulgaria visitantes de Rumanía, Polonia, la República Checa, Gran Bretaña y Alemania.
Versión al español de Hristina Táseva
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