El 9 de diciembre los cristianos ortodoxos celebran la concepción de santa Ana, la madre de la Virgen María, descendiente de Aarón. Según la hagiografía de los santos Joaquín y Ana, ellos no tenían hijos durante largos años a pesar de que vivían humildemente. Como sabemos, en las culturas antiguas la falta de hijos se concibe como un castigo por grandes pecados. Ana y Joaquín no dejaban de rogar a Dios que les diera un hijo. Un día, un ángel de Dios apareció ante Anna y le dijo que dará a luz a una hija, María, para la salvación del mundo. Cuando oyó estas palabras Anna prometió que consagrará a su hija a Dios y lo hizo con la presentación de María en el templo cuando ella tenía 3 años de edad.

La fiesta popular que también se celebra hoy se llama Santa Ana de Invierno o Día a Ana. La santa se concibe como protectora de las mujeres embarazadas y de los niños, del matrimonio y de la familia, de las vírgenes y de las viudas.

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Este día se preparan platos tradicionales sin grasa porque la fiesta es parte del ayuno con motivo de la Navidad. Es onomástica de todos quienes llevan los nombres de Anna, Anka, Yana, Yanko, Yancho.

Por Albena Bezovska

Versión al español de Hristina Táseva