2022 era un año complicado para los Balcanes Occidentales. El asunto clave que tenía que encontrar su solución eran las relaciones entre Bulgaria y la República de Macedonia del Norte y el veto que este país impuso a la perspectiva europea del país vecino, con lo cual obstaculizó el camino europeo de otro país balcánico, Albania. ¿Cómo se desarrolló la situación durante el año pasado y cuáles eran los lados fuertes y los débiles de la política búlgara en la región? Comenta el tema el periodista Nikolay Krastev, analista con larga experiencia de los procesos en los Balcanes y ex corresponsal de Radio Nacional de Bulgaria en Belgrado y Moscú.
“Este ha sido el asunto clave que afrontó muchos retos, esfuerzos relacionados con el deseo de la comunidad internacional, participantes de la región y de Bulgaria, y del partido gobernante de aquel entonces de encontrar una solución para iniciar las negociaciones de Macedonia del Norte con la UE.Como consecuencia de esto fue presentada la propuesta de la presidencia francesa de la UE que dio a Bulgaria la frágil esperanza de que el país no es olvidado por sus socios occidentales, pero por otro lado se generó una gran dosis de tensión en Macedonia del Norte, con las protestas en Skopie organizadas en aquel momento.
Todo lo que sucedía desde 2020 a la parte en lo que se refiere a Macedonia del Norte terminó a mediados de 2022 con una acertada propuesta por parte de la presidencia francesa y una buena base para encontrar una solución de los problemas acumulados entre Sofía y Skopie”.
¿Es favorable para Skopie esta propuesta? ¿Logró Bulgaria explicarle a Europa dónde está el problema con Macedonia del Norte y que la posición búlgara no es una terquedad?
“La palabra terquedad es acertada pero lamentablemente nuestros socios occidentales quedaron con la impresión de que se trata de terquedad.
Bulgaria tenía que mostrarse más paciente desde el punto de vista estratégico ya que Macedonia del Norte es heredera de un Estado que siempre ha sido antibúlgaro, el adoctrinamiento yugoslavo en Macedonia del Norte es un hecho y nadie lo niega, pero existe la oportunidad de que las cosas cambien con el gobierno de Zoran Zaev y la Unión Socialdemócrata en Macedonia del Norte.
Bulgaria no puede explicar a sus socios la declaración sobre el idioma búlgaro y el idioma macedonio. Con su testarudez Bulgaria allanó el camino de la adhesión de Macedonia del Norte al formato regional Open Balkan (Albania, Serbia y Macedonia del Norte) y creó la posibilidad de que ese país hable bien de Serbia y mal de Bulgaria”.
¿Es realista la insistencia de Bulgaria de que Macedonia del Norte enmienda su Constitución e inscriba los búlgaros residentes allí como un pueblo que es parte del Estado macedonio?
“No veo un gran provecho de este acto y del deseo de Bulgaria de que esto suceda a toda costa.
De este modo se consolida el postulado de que los macedonios son una etnia y una nación. Con este deseo en concreto, Bulgaria hace lo posible para consolidar las doctrinas macedonias y las convierte en un factor principal en las relaciones entre Sofía y Skopie. En Skopie sin duda están contentos de que les ayudamos de esta manera. Por esto digo que se trata de un grave error estratégico y que se tenía que buscar otro enfoque respecto al tema de los búlgaros en Macedonia del Norte.
La guerra en Ucrania catalizó los procesos en los Balcanes, fuimos testigos de una escalada de la tensión entre Kosovo y Serbia. “Una vez más en 2022 fuimos testigos en tres ocasiones de una situación en la cual a causa de las matrículas de los coches fueron elevadas barricadas”, recuerda en su análisis para Radio Bulgaria Nikolay Krastev:
“Es asombroso que Bulgaria no tiene su enviado especial para los Balcanes Occidentales. Nuestro país podría haber participado en el proceso de desescalada de la tensión junto con Gran Bretaña, Alemania y Francia. Hoy Bulgaria lamentablemente está en la logia desde donde observa qué es lo que pasa en nuestra región en vez de participar en la toma de decisiones.
¿Son un intento de recuperar la posición de líder las negociaciones que la delegación parlamentaria búlgara mantuvo en Turquía para que Bulgaria sea mediador en las conversaciones entre la UE y Turquía sobre el tema de los migrantes?
“Creo que la diplomacia europea puede conversar con sus socios turcos. Bulgaria tiene una posición estratégica en el sudeste de Europa, en la frontera con Turquía, con Oriente Próximo y el Sudeste de Europa. Bulgaria debe ofrecer una buena cooperación, porque es mejor que esto suceda en los Balcanes en vez de en Bruselas. De la reunión del presidente del Parlamento búlgaro Vezhdi Rashidov con sus socios turcos hemos entendido que el presidente búlgaro visitará Bruselas el 8 y el 9 de enero para familiarizar a los socios europeos con esta iniciativa”.
¿Hasta qué grado la inestabilidad de la política interior incide en la imagen de Bulgaria en los Balcanes?
“Lamentablemente incide y todos nuestros vecinos observan lo que está sucediendo en Bulgaria desde hace dos años. Los políticos deben ser sensibles sobre el tema y tenían que tener confianza entre si, al menos en un periodo más corto, hasta las elecciones municipales en 2023, por ejemplo.
Espero que 2023 sea mejor tanto para Bulgaria como para los Balcanes pero en lo que se refiere a la región soy pesimista. La situación en Kosovo buscará revancha, los políticos en Serbia desearán cumplir lo que han comenzado y esto no va a gustarle a nadie. En esos momentos en Montenegro hay inestabilidad política, un círculo de partidos prorrusos se prepara para tomar el poder si no se organizan elecciones parlamentarias. La situación política en los Balcanes es imprevisible y por esto Bulgaria, que es un importante socio de la UE, tenía que ser una isla de la seguridad, junto con Rumanía y Grecia, y ser un factor que garantiza la previsibilidad en los Balcanes Occidentales”.
Versión al español de Hristina Táseva
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