La iglesia debe permanecer abierta, ha declarado el primer ministro Nikolay Denkov sobre el caso del templo de San Nicolás de Myra, que la Embajada rusa ha cerrado en Sofía. Los sacerdotes rusos expulsados son ciudadanos extranjeros que trabajaban en contra de los intereses de Bulgaria. "He leído el informe de la Agencia de Seguridad Nacional. Hay razones suficientes para que estas personas estén fuera de Bulgaria", ha dicho el primer ministro. "Tuve una reunión con representantes del Santo Sínodo, les dije que todo lo que se necesite del Estado, lo proporcionaremos. Pero no podemos interferir directamente en el proceso", ha declarado Denkov.

El primer ministro ha anunciado que el 4 de octubre hablará con el canciller austriaco, Karl Nehammer, y le informará de lo que Viena perdería con la no pertenencia de Bulgaria y Rumanía a Schengen y de lo que ganaría con la incorporación a la zona de libre circulación.