En su mensaje con motivo del Año Nuevo hacia el pueblo búlgaro el presidente Rumen Radev ha deseado que el Año Nuevo sea pacífico, más próspero del que despedimos, el cual, a su juicio, ha sido un año de escisión, marcado por la preocupación de que las manitas del reloj de la historia vuelvan atrás.

“Un año de conflictos militares que se agudizan, desvaloración de la vida humana, de crisis e inseguridad económica que ha afectado a cada hogar búlgaro, de un desplome sin precedentes de la confianza en el Estado”, ha agregado el jefe de Estado.

“El progreso de Bulgaria no es posible en una atmósfera de división y guerra contra los símbolos nacionales y la memoria histórica”, ha manifestado Rumen Radev. Él ha destacado que necesitamos de unidad y de un liderazgo que “fortalezca la estatalidad, la soberanía y la legalidad, que conserve la paz y que garantice la seguridad de cada ciudadano búlgaro, que convierta en prioridades la educación, la ciencia y la cultura, que se encamine de manera irreversible al mañana, al futuro europeo del país, a la modernización y al acelerado crecimiento de la economía y de los ingresos”.

El presidente ha subrayado que los búlgaros por el mundo están unidos por “el lazo invisible del espíritu búlgaro, las fiestas y las tradiciones nacionales, la bandera nacional, símbolo de nuestra unidad y soberanía. Así como por la esperanza de una Bulgaria próspera y digna”.

En conclusión, el jefe del Estado búlgaro ha deseado que bajo el brillo de las luces festivas hagamos lo necesario para que nuestros hijos descubran la felicidad en la patria que garantice sus derechos y que les ofrezca posibilidades para desarrollar su talento.