La fecha es el 17 de noviembre de 1993. Corre el último minuto del partido entre Bulgaria y Francia en el estadio de Parque de los Príncipes en París que debe definir el equipo que participará en el Campeonato Mundial de Futbol en EEUU al año siguente. El resultado es de 1:1 (con este marcador se hubiera clasificado Francia) todos esperan el término del partido, cuando Emil Kostadinov marca un fantástico gol en la puerta de Bernar Lama, clasificando Bulgaria por sexta vez en finales mundiales y en el éter de la Televisión Nacional de Bulgaria resuenan las memorables palabras del comentador Nikolay Kolev-Michmana “¡Dios es búlgaro!”.
Palabras que quedaron en la historia del deporte y que forman parte de un diccionario del futbol mundial compuesto por el periodista británico Tom Williams en 2018.Así comienza el mágico cuento de hadas futbolístico de un pueblo y su culminación es el verano de 1994 en los estadios de los EEUU, cuando los éxitos de la selección nacional superaron incluso los más valientes sueños de cada búlgaro. En la fase de grupos la victoria contra Grecia por 4:0 fue la primera de los futbolistas nacionales en finales mundiales. Siguió la victoria por 2:0 contra Argentina. En los octavos de final los búlgaros eliminaron a México por 4:2 después de penaltis (tras resultado de 1:1). Siguió el memorable cuarto de final en el cual los jugadores del entrenador Dimitar Penev se enfrentaron al campeón mundial Alemania. Después del resultado de 0:0 en la primera mitad Lothar Matthaus marcó un gol tras un penalti, pero solo en 3 minutos, en el 75 y en el 78, los futbolistas nacionales lograron cambiar el resultado hasta 2:1 con los goles de Hristo Stoichkov y Yordan Lechkov. La serie de victorias fue frenada por Italia en las semifinales con 2:1. Siguió una pérdida por 4:0 de Suecia en la lid por el tercer lugar. A pesar de esto el pueblo celebraba los logros de sus futbolistas.
“Uds. hicieron por Bulgaria lo que no han podido hacer todos los diplomáticos y políticos en este siglo”, decía en su mensaje a los futbolistas el jefe de Estado en aquel entonces Zheliu Zhelev.
Pasaron 30 añosdesdeaquellasnochesdejulio, cuandolasplazasylosbulevaresdeBulgariaestaban llenos de personas que no protestaban por la situación política o por estar descontentos, sino por orgullo y reconocimiento, porque Dios es búlgaro. Hoy seguimos preguntándonos: ¿Cuál era la super fuerza de los futbolistas del entrenador Dimitar Penev? La respuesta apareció precisamente en vísperas del aniversario futbolístico en el cómic “El año 94. La leyenda”, obra de la plataforma Maina Town. “Dicho en general la edición presenta una oda cómic para este triunfo, no solo para el futbol búlgaro, sino para el pueblo búlgaro en general” dice en una entrevista especial para Radio Bulgaria uno de sus autores, el guionista y director Todor Karagyaurov. La historia del libro contiene en sí heroísmo, hazaña, desarrollo de los personajes, entrelaza sucesos históricos y la ficción del mundo de los cómic”, agrega él.
“Nos atenemos de manera absolutamente estricta a la historia de nuestra selección en los EEUU. Comenzamos desde el último partido legendario con Francia, y después, un partido tras otro en Norteamérica rastreamos en el estilo del cómic, con novelas gráficas, cada partido que es un capítulo de nuestro libro.
"Junto con la parte documental, en la cual somos absolutamente estrictos respecto a los jugadores, los goles y los adversarios, hemos introducido un elemento que es ficción, convirtiendo a los futbolistas en protagonistas con dones muy especiales. Este es nuestra aportación a la historia.
"Además, para cada uno de nuestros grandes futbolistas: Hristo Stoichkov, Trifon Ivanov, Krasimir Balakov, hemos elegido a 8 de ellos junto con su entrenador, hemos creado una prehistoria en sus infancias, cuando reciben su super fuerza que después se acciona en los partidos".
El cómic fue realizado en menos de seis meses. Están incluidas algunas entrevistas inapreciables en palabras del equipo. “Las entrevistas ofrecen información interna muy interesante que se corresponde de una manera muy agradable con la ficción porque la avala con veracidad documental”, reconoce Todor.
En la historia figura un interesante momento, el conflicto entre Stoichkov y Balakov durante el partido con Alemania.
“Se trata de una situación real, en la cual los dos tuvieron una disputa en el recreo del partido con Alemania, cuando las cosas no iban bien para Bulgaria y ellos eran unos de los más importantes jugadores. Con su reconciliación, poco después del recreo el equipo búlgaro cerró filas y logró el resultado que trajo a los búlgaros en la semifinal histórica”, explica Todor Karagyaurov.
Stoichkov y Balakov siguen siendo los únicos búlgaros incluidos en el equipo ideal del Campeonato Mundial de Futbol de 1994.
El espíritu colectivo resulta ser la super fuerza de la mejor selección nacional en la historia de Bulgaria. Un espíritu que fue forjado en escándalos y peripecias, pero que siempre estaba subordinado a un objetivo: el éxito colectivo. Todor Gyaurov es optimista sobre el futuro y cree que mediante algunos cambios y una dosis de suerte podemos sentir de nuevo la embriaguez futbolística como nación. Hasta entonces seguiremos viendo las finales europeas en Alemania y apoyaremos a los demás equipos.
Traducido y publicado por Hristina Táseva
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