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Adivinanzas y creencias tradicionales búlgaras en vísperas del Año Nuevo

Foto: Archivo

El 1 de enero es un día repleto de emociones, esperanza y alegría relacionadas con la esperanza de un próspero año en que cada miembro de la familia esté sano y logre sus sueños. En el calendario festivo de los búlgaros el 1 de enero es conocido como Surva, o como Vasilovden, día de san Vasilio el Grande ya que la iglesia ortodoxa venera la memoria de este padre de la iglesia y gran teólogo. Es onomástica de decenas de miles de personas que llevan los nombres de Vasil, Vasko, Vasilka,Vasilena, etc. 

En la actualidad una gran parte de los búlgaros siguen respetando las tradiciones seculares búlgaras relacionadas con la recepción del Año Nuevo y el primer día del calendario. Habitualmente la mesa de Año Nuevo es abundante y están presentes los platos con carne, el vino, las frutas secas, la tradicional bánitsa de Año Nuevo en que cada uno puede ver cómo será su suerte, el pan ritual con una moneda para ver quién gozará de salud durante todo el año.

Una de las tradiciones más difundidas es recibir a familiares y amigos para intercambiar votos de felicidad y éxitos. Los búlgaros con frecuencia organizan almuerzos o cenas familiares donde la familia goza de platos tradicionales con alubias, col agria o carne de cero, símbolos de la abundancia y el bienestar durante el año.


La casa debe estar limpia y ordenada, y según una de las creencias, el día en que recibimos el año nuevo debemos estar vestidos de nuestra ropa más bella para que el año sea abundante y fructífero.

“El 31 de enero tiene lugar la tercera cena incensada (la primera es el día de san Ignacio, 20 de diciembre, la segunda en Nochebuena). Según las creencias de os búlgaros, al incensar con ascuas y mirra la casa se purifica de las fuerzas de la maldad que recorren el mundo por estas fechas”, recuerda la etnógrafa María Boyanova del Centro de Visitas adjunto al Museo de Etnografía en Sofía:

“Los días sucios todavía no han terminado, el último de ellos es el 6 de enero, Epifanía, cuando Jesucristo fue bautizado y prácticamente ya era invencible. Las fuerzas impuras se retiran, pero de todas formas los días sucios marcan este periodo de transición hacia el Año Nuevo. En la mesa está presente la bánitsa con pequeños objetos para adivinar la suerte, el pan ritual con moneda que garantiza la suerte de la persona que dé con ella. Las briznas de ramas de cornejo colocadas en la bánitsa están cargadas de votos de salud, suerte y bienestar y a cada uno le toca el voto codificado en la ramita. Además, se hacen adivinanzas con la fruta seca de la nuez y su cáscara. En dependencia de la fruta seca se adivinaba cómo será el año para la persona concreta. Hay otra adivinanza extraña que se hace con las hojas de la cebolla madura. Se sacan doce hojas de cebolla y en cada una de ellas se pone sal. Para cada una se hacen votos para cada mes del próximo año. Se quedan así durante la noche y por la mañana se ve dónde se derritió la sal y dónde la sal ha quedado seca. De esta manera se adivina cuáles de los meses serán secos y cuáles húmedos”.


Parte de los antiguos ritos llegaron a nuestros días, pero hay otros que están camino desaparecer. La especialista del Museo de Etnografía refiere más detalles acerca de uno de estos ritos:

“Es importante señalar que la tarde del 31 de diciembre comienza el rito denominado laduvane. Las mozas en la aldea se reúnen y en un recipiente de cobre cada una de ellas coloca un anillo, un brazalete u otro adorno. 


El recipiente se cubre con tela roja y se coloca bajo un rosal para permanecer allí durante toda la noche. Por la mañana del 1 de enero este reciente se toma y una niña, la más pequeña de la familia, saca los anillos uno tras otro y comienza a formular votos para el casamiento de cada una de las mozas.


Con la llegada del Año Nuevo con la llegada del Año Nuevo los survakar comenzaban a recorrer la aldea, llevando temerosas máscaras y ruidosas campanas.

“En la actualidad, a causa del cambio en el calendario, los survakar salen a las calles el 14 de enero, son una de las medidas que la comunidad adoptaba para protegerse de las fuerzas malignas”, dice María Boyanova.


Últimamente los búlgaros se muestran interesados en la recuperación de las antiguas costumbres, creencias y prácticas. Esto se ve en los libros que salen últimamente sobre el tema, pero no todos estos libros son fiables”.

Es importante a fe y los pensamientos positivos para el futuro. ¡Que 2025 traiga paz, salud y bienestar para el mundo entero!




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