En una reunión con el presidente Rumen Radev, Su Santidad el patriarca búlgaro Daniil le informó de las consecuencias de la decisión judicial definitiva sobre la posibilidad de registrar otra "Iglesia Ortodoxa" en paralelo. Durante su conversación, Radev señaló que la Iglesia Ortodoxa Búlgara es única e indivisible, que ha sido y seguirá siendo un pilar espiritual en las vicisitudes de la historia centenaria de Bulgaria. Según él, el Estado, a través de sus instituciones, deberá garantizar las condiciones de su unidad.

El patriarca búlgaro subrayó que, por su naturaleza divino-humana, la Iglesia es una única y que, según sus normas internas, no puede haber dos Iglesias ortodoxas dentro de un mismo territorio canónico. En sus palabras, esta unidad es precisamente lo que ha contribuido a mantener unido el pueblo búlgaro y a preservarlo. 

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