El patriarca búlgaro y metropolita de Sofía, Daniil, saludó a todos con “¡Cristo ha resucitado!” y en su mensaje pascual subrayó la vocación de los cristianos ortodoxos de manifestar ante el mundo la alegría celestial extraordinaria a través de las obras de la luz.

“Purifiquemos nuestros sentidos y contemplemos a Cristo Resucitado, resplandeciente con luz inaccesible; y escuchemos claramente cómo nos dice: ‘¡Alegraos!’, mientras cantamos el himno de la victoria” (del Canon de Pascua).

Tal vez, a veces nos preguntemos: “¿Por qué no sentimos esta alegría celestial? ¿Por qué nuestros corazones no se conmueven? ¿Por qué no podemos experimentar el júbilo que la Santa Iglesia canta?”.

Reflexionemos sobre nuestra forma de vida, “Purifiquemos nuestros sentidos”, es decir, prestemos atención a nosotros mismos, evitemos el pecado, no dejemos que el juicio, el olvido de Dios, el egoísmo, la insensibilidad, la indiferencia y la desesperanza nos dominen, sino que, en paz con Dios y con nuestros prójimos, trabajemos juntos por nuestra salvación.

Y cuando “purifiquemos nuestros sentidos”, entonces “veremos a Cristo, resplandeciente con luz inaccesible”, porque el pecado expulsa la alegría. La vida en Cristo, según sus mandamientos, es fuente de gozosa gracia pascual.

¡Deseamos con oración que siempre y en todo seamos testigos veraces, guardianes incansables y predicadores del Resucitado Cristo!

¡La Resurrección de Cristo es la esperanza del mundo!

¡La Resurrección de Cristo es el sentido de la vida!

¡La Resurrección de Cristo es la fuente de la alegría!

¡CRISTO HA RESUCITADO!

¡EN VERDAD HA RESUCITADO!